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REDARQUÍA

Organizaciones en redes

Los tiempos están cambiando. Estamos en plena era de la colaboración y el mundo comienza a operar con nuevos paradigmas, lo que nos obliga a revisar las pautas que tenemos para relacionarnos y organizarnos, algo que nos va a ir llevando a un cambio de mirada, de percepción… a una nueva forma de entender y de entendernos.

Y nuevas palabras resuenan. Una de ellas, de la que hoy hablamos, es “redarquía”. Este escrito no pretende ser mas que un acercamiento a ese concepto.

Estamos en una época de transición, lo queramos o no. La evolución es imparable.

Surge en ella una nueva forma de desarrollar los trabajos, de organizarnos como grupos, abriéndonos a los nuevos paradigmas, buscando la forma de empoderarnos, de apreciar lo que cada persona tiene y puede aportar, de llevar a cabo un trabajo de colaboración compartido.

Una forma que nos va a requerir, por un lado, observación, estar atentas y atentos, dándonos cuenta de las habilidades diferentes de cada cual; y por otro lado aprender y descubrir nuestra capacidad de animar y promover, de compartir habilidades para conseguir un beneficio común. Y todo ello no solo pensando en equipos de trabajo de empresas, sino en organizaciones de cualquier tipo.

Todo ello conlleva el modelo de redarquía. La redarquía es una adhocracia. Adhocracia es la ausencia de jerarquía y, por tanto, también lo opuesto a burocracia. Nuevos conceptos para una manera diferente de abordar la extensión, la forma de organizarnos y relacionarnos.

La redarquía, por tanto, tiene mucho que ver con la forma de estructurar la organización. El orden se establece de abajo a arriba, las decisiones y las soluciones emergen de forma natural, como destilación espontánea del colectivo. Es lo opuesto a una jerarquía.

La redarquía posibilita, se basa, en las interacciones entre múltiples grupos de gente que comparten su talento y su conocimiento de forma abierta y transparente, posibilitando una dinámica de redes. Las redes son dispositivos fluidos de empoderamiento de sus propios actores y más afines, en estos momentos, a la nueva concepción alternativa de innovación. Actores visto como  grupos de gente que suman, que se relacionan con otros grupos.

La red está formada por nudos, pequeñas colectividades que buscan colaborar, participar… y también por los vínculos mutuos. Y no es más importante el nudo que el vínculo. Los vínculos se deben cuidar, cultivarlos buscando no tanto eficiencias (que también) sino creando hilos invisibles que los interconecten, posibilitando relaciones nuevas que respondan a un esquema diferente.

La adhocracia, como decimos, indica la ausencia de jerarquía y en ella la autoridad para tomar decisiones y llevar a cabo acciones que afecten al futuro de la organización es colectiva. No se pretende que los grupos aporten lo mismo en calidad o cantidad, sino que se promueve la colaboración libre, gozosa, espontánea, no imperativa… Las decisiones se toman generando el consenso o unanimidad, si no total, al menos suficiente para el colectivo.

Tenemos que aprender a pensar en red, y esto requiere cambiar nuestros esquemas mentales que tanto nos lastran.

Es necesario reconocer que tales cambios no llegarán solos ni leyendo muchas teorías, sino desde la práctica, sin importar los errores y aprendiendo de ellos. Practicando, probando, ensayando y equivocándonos. Y empezando de nuevo. Y no cejando. No abandonando.

El nuevo entorno cultural que se plantea con este cambio de paradigma se ajusta mejor a una concepción abierta y alternativa, nos va abriendo e invitando a la innovación… Innovación que invita, que reclama soluciones creativas a grupos de personas. Soluciones creativas que necesitan renovación de las ideas preconcebidas así como una nueva lógica de adaptación a la concepción alternativa, sin olvidar la tarea de extensión en redes, que crecen y se contagian.

Estamos en época de transición. Y pasar de un modelo a otro va a implicar atravesar una compuerta evolutiva. No va a ser fácil. No va a ser de forma inmediata. Y no hay GPS que nos guíe en el camino. Pero lo que sí es seguro es que el camino se ha iniciado y que no hay vuelta atrás.

Movimientos para pasar del “yo” que ejerce la competitividad al “nosotros” que  ejerce la cooperatividad. Se nos ha educado para tener un yo fuerte y en los últimos años vamos descubriendo que lo que Somos está muy alejado de ese ego, de ese yo fuerte, y que solo asentadas y sostenidos en el Ser es donde podemos vivir con profundidad y con atención a la vida.

Priorizar el Ser sobre el tener nos va a llevar a movimientos que no controlamos y que se salen de nuestra razón razonable.

Movimientos para pasar del control al encuentro, de los objetos a los sujetos, de lo rígido a lo maleable, de la parte al todo.

Para ello vamos a tener que prepararnos, abandonar nuestra zona de confort y adentrarnos en nuevos paisajes. Vamos a necesitar que cada cual descubra su propio liderazgo, su propio maestro interior. Descubrir que podemos ser líderes basados en el servicio y la entrega. Vamos a necesitar cambiar nuestra percepción de la realidad. Vamos a tener que aprender a disfrutar de los procesos y no esperar los resultados. Vamos a tener que aprender a fiarnos más de nuestra intuición e ir dejando de lado nuestra razón. Aprender a valorar el grupo, a crear nudos para que se desarrollen en redes para resolver problemas y empezar de nuevo.

Y abrirnos, abrirnos mucho a aprender, a escuchar, a colaborar, a observar… Desde la atención a cuanto nos rodea, abandonando las quejas y los juicios, aprendiendo a mirar a la otra persona como un todo que es, igual que nosotras y nosotros, con toda su potencialidad y no solo sus errores, y nunca comparando…

Y aprender a sostenernos en el vacío que el vértigo a lo nuevo, a lo diferente, va a abrir en nuestro interior… porque para atrás, para atrás no se va a poder volver.

Y re-conocer, palabra que tiene que ver con recordar, que ya estamos conectadas y conectados a una red colectiva y que, por lo tanto, no es algo ni tan raro ni tan utópico, y que es posible aprender de nuevo, cambiando viejos hábitos por otros.

Y esa red colectiva, a la que ya pertenecemos, es la Red de Conciencia que somos, que rodea la Tierra. Es la conciencia colectiva del planeta que tenemos que comenzar a integrar en nuestras vidas.

Frente a la jerarquía, los directivos o los jefes… redarquía.

Frente a las viejas estructuras… redes formadas por nudos y vínculos.

No va a ser fácil. No va a ser de forma inmediata… pero no hay vuelta atrás.