“Imagina a alguien que habla y habla, por dentro y por fuera. Que no calla aunque calle, porque su mente no deja de hablar: tengo que hacer, debo ir a, me dijo, no me dijo, ahora que me acuerdo, qué bien si esto, qué mal si… ¡Etcétera! Y si tiene un momento, debe echar un vistazo a lo que dicen y comparten otras personas que también hablan y hablan… Imagina a alguien sin tiempo para mirar, para escuchar, para percibir de verdad, para sentir, valorar, sorprenderse, preguntarse, interesarse…”
LEER ARTÍCULO (3 páginas)