“A diferencia de lo que ocurrió en Occidente, los taoístas consideraban el cosmos como un vasto organismo universal que no obedece a una deidad. En la filosofía china no hay una figura que produzca el mundo u ordene su aparición. No existe un principio central y no hay nada que emita órdenes a las partes subordinadas. Por el contrario, todo se organiza, con inteligencia, por sí mismo.”
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