“Disfrutamos viendo una película de terror porque disfrutamos de la seguridad del sofá en el que estamos sentados. En cierto modo, el horror en la película nos recuerda la seguridad de nuestro sofá en casa, y las patatas fritas en la mesa y la coca-cola o la cerveza, o el té aquí. Es lo mismo en el juego universal: el movimiento en él nos recuerda el reposo en el que tenemos nuestro ser; apunta hacia ello.”
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