Reconstruir la figura de Jesús debe ser la principal tarea de todo cristiano.
Debemos asumir que uno es el Jesús real, otro el Jesús histórico, otro el Jesús de los evangelios, otro el Jesús de los dogmas, otro el Jesús de los teólogos y otro el Jesús de los místicos. Armonizarlos todos será una tarea imposible, pero al menos hemos de intentar que no desentonen en exceso unas piezas con otras.
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