“Es mediodía, un día de diciembre. Una heladora brisa sopla en un muelle de Copenhague. Un puñado de personas en albornoz se acercan al borde del agua. Sin vacilar, se quitan el único abrigo que llevan. Entre risas y suspiros estimulantes se sumergen en las frías aguas del mar, que en invierno no supera los 5 grados de temperatura.”
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