El estrés es una epidemia del siglo XXI. Para vencerlo y parar tenemos que replantearnos si todo lo que hacemos tiene sentido.
A pesar de la mejora de las condiciones de vida, el malestar psicológico está aumentando en cada generación por la poca tolerancia a la frustración principalmente. Junto a ella, el excesivo culto a la personalidad y unas excesivas expectativas constituyen los principales fallos de nuestra sociedad.
Hay una falta de gratitud por lo que tenemos y se prioriza una búsqueda de la felicidad fuera. Se llegan a producir desencantos cuando se ha conseguido todo lo que se perseguía.
La atención es muy importante para ser más eficaces en todo lo que hagamos y tener mayor capacidad de resolución de problemas, mayor creatividad… Pero más allá de la eficacia está el bienestar psicológico. Una mente más estable es una mente más feliz.
La felicidad está en los pequeños momentos de cada día. Ser mucho más receptivo para descubrirlos, disfrutarlos y agradecerlos. Eso produce un tono basal de bienestar, mientras que el tono basal de la mayoría de la gente es de supervivencia. Adecuar las expectativas a esas pequeñas cosas.
Otros muchos aspectos interesantes sobre meditación, mindfulness, ansiedad, depresión e incluso diferencias oriente/occidente hacen de la entrevista un rato ameno de escuchar y dejarse enseñar.