Amalia Insua, del canal “Vivir agradecidos”, conversa con Marina Lisenberg, psicóloga y referente en mindfulness, sobre cómo cultivar una atención plena en tiempos de distracción permanente.
Hablamos de los mitos del mindfulness, de por qué no se trata de vaciar la mente y de cómo esta práctica puede transformar nuestra relación con nosotros y con nosotras mismas, con las demás personas y con la vida.
Destacamos:
La atención es de lo más valioso que se puede ofrecer a otro ser vivo.
Está claro que en todo momento tenemos emociones, pensamientos, sentimientos. Eso no lo podemos evitar. El tema es tomar consciencia y decidir cómo me quiero relacionar con todo ello.
Diferenciar los resultados de la práctica de la atención: cuando practicamos nos encontramos con lo que estamos sintiendo y no se trata de controlarlo para producir pensamientos positivos o hacerme más amiga o más amigo de mi dolor.
Practico para practicar, no para iluminarme ni obtener un resultado. Practico para observar mi vida cómo está siendo. Claridad para auto observarme.
Romance con el momento presente: la atención ama el presente.
Disponibilidad, apertura para lo que está sucediendo. Sin resistirnos al malestar. Es profundo y liviano a la vez.
¿Qué tiene que ver la atención con la espiritualidad? Es secular y no responde a ninguna religión. Es devenir completamente humano, ser conscientes de nuestra humanidad, de que somos una especie privilegiada. La espiritualidad se despliega en el ser, en cómo voy siendo.
Vivir agradecidos y agradecidas es inherente a estar en el presente.
Acompañar procesos. Atención como cuidado.
Darse el permiso de intimar contigo misma o contigo mismo, tal y como eres y tal como estás. Reconocer que nos cansamos, que necesitamos cuidarnos; empecemos por nosotros y nosotras mismas, ya que no podemos brindar a nadie lo que no tenemos.