“La iluminación no tiene nada de exótico o místico. No es más que el reconocimiento de algo que siempre hemos sabido -de algo que, de hecho, siempre sabemos- antes de que quedase eclipsado o empañado por la experiencia.
Nadie se ilumina. Nuestro ser sencillamente se libera de una limitación imaginaria y, como resultado, su condición natural de paz y felicidad vuelve a brillar.”
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