“Este ensayo examina la cuestión de por qué los seres humanos han tenido siempre una necesidad tan fuerte de creer que los dioses les vigilan y protegen. Analizo las características de la «espiritualidad indígena» y los orígenes históricos del teísmo y los relaciono con el desarrollo de una «estructura del ego» más fuerte entre ciertos grupos humanos. El monoteísmo (y el propio teísmo) se considera una consecuencia inevitable de la dolorosa sensación de separación e incompletud que conlleva una consciencia fuertemente egoica.”
Una aportación novedosa a la forma en que entendemos la historia de las religiones (Mircea Eliade) o la evolución de los estados de la psique (Kem Wilber). Muy interesante.
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