¡Este libro es una joya sorprendente! Y lo es además
porque está escrito por un sacerdote que, aunque nacido
en 1939, a pesar de tener ya su edad, posee gran sabiduría
y poco miedo para afirmar, con una claridad escalofriante,
refiriéndose cristianismo y sus doctrinas… que “el emperador
está desnudo”. Su autor, Bruno Mori, dice que escribió
este libro como «una especie de terapia personal, buscando
comprender y verbalizar el origen de los malestares y las
dificultades que, como cristiano que vive en la modernidad,
experimento en relación con mi fe y mi religión. Y esto, con
la esperanza de que algún día pueda aceptarlos con serenidad
y superarlos con alegría» (p. 3). Concluye que los seres
humanos no necesitamos ninguna religión para ser excelentes
cristianos.
(Del prólogo de Mary Judith Ress)