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¿CONOCES EL RINCÓN DE LA CALMA? (Simone)

Es ese lugar en tu casa entre cojines, donde te relajas, donde puedes cerrar los ojos, descansar… Donde una se estira a gusto, donde una duerme, sueña cosas bonitas.

Es un lugar que hacemos con nuestras manos, haciendo hueco para que nuestro cuerpo tenso se relaje.

Y lo pintamos de colores claros, atrevidos, con los que te ayudan y te evocan cosas bonitas… Los que más nos gustan. Es donde abrimos las ventanas para que entre el aire fresco, y para que el sol pueda calentar nuestra sonrisa.

Este es un rincón de la calma.  Accesible para cualquiera que entre en nuestra casa.

Pero dentro de cada una y de cada uno también hay un lugar, fuera de las coordenadas tiempo y espacio. Casi casi llegando a esa casa que nunca abandonamos, aunque no sepamos que tan solo en apariencia hemos creído perder e incluso, a veces, que nunca llegamos a conocer.

Un espacio en el que podemos respirar hondo y profundo.

Es un lugar sin forma, sin colores…

Es un lugar sobre todo de aprendizaje.

Podemos aprender a mirar diferente y a mirar con detalle cada forma, cada figura, y observar lo desapercibido.

Podemos aprender a reflexionar, que no solo a pensar, que tiene mucho de escuchar el silencio. Es un lugar donde las palabras pronunciadas caen por dentro como si fueran gotas de chirimiri en una tarde de verano…

Donde todo nace a su tiempo si se sabe esperar.

Es un lugar donde recuperar el aliento, el ánimo, la sonrisa, la motivación… Un lugar donde el recuerdo te invita a confiar.

Es un lugar para consolidar el equilibrio de cada una, de cada uno, el de cada día.

Es un instante, un suspiro apenas, un deseo y un anhelo finito, un darse cuenta, de pronto, de ese rincón lleno de ternura en el que podemos habitar cada rato o ausentarnos y visitarlo de vez en vez, o guardarnos en nuestra memoria con una sonrisa.

Pero sobre todo es algo de nuestra intimidad, de la de todas y todos, de la de cada cual.

No merecido ni ganado.

Solo es.

Lo bueno que tiene es que no ocupa ni espacio ni tiempo físico, lo llevas siempre puesto a donde vayas, siempre encima, siempre dentro, muy dentro.

¿Lo conoces?

Pues, entonces, sólo queda cuidarlo y mimar cada rato que pases en él.

Simone