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ESPIRITUALIDAD Y LIBERACIÓN SOCIO-ECONÓMINA (Crónica)

Segunda conferencia del ciclo “Espiritualidad y Liberación” que se está celebrando los lunes a las 7 de la tarde en la Biblioteca de Navarra.

Emma Martínez Ocaña es licenciada en Teología, Historia y Ciencias religiosas. Psicoterapeuta. Autora de varios libros y de un sinfín de artículos, charlas y colaboraciones de todo tipo.

Tal y como nos contó, vivió diez años en Latinoamérica, donde conoció y colaboró con Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino y otras personas impulsoras de la teología de la liberación. Por eso espiritualidad -pertenece a la institución teresiana- y liberación están en su ADN.

Su visita a Pamplona, tras viajar desde Sevilla para dar la conferencia, tuvo como objetivo plantar una semilla. Le gusta mucho la figura de la semilla, que no es nada pero lo contiene todo. Una semilla que quiso plantar en cada una de las personas que asistimos y también en la sociedad que formamos. Porque estamos en un momento crítico como humanidad. Y no solamente por la pandemia. Pero en medio de las mil señales negativas surgen también pequeñas semillas, que no son nada pero que contienen todo el potencial necesario para empezar a dar los pasos que se precisan.

Comenzó con una somera presentación de la espiritualidad como profundidad humana que nos introduce en el Ser que somos, en el Ser en el que todas y todos somos Uno. Y lo hace con afirmaciones bien nítidas y en perfecta sintonía con la fe que confiesa.

“La espiritualidad es un modo de estar en la Realidad desde la profundidad del Ser y alentando la vida”. En todo momento une espiritualidad y compromiso con la vida.

“Hacer verdad históricamente lo que ya somos profundamente”.

Enhebrada así la espiritualidad con la liberación, la conferencia tuvo tres partes: de qué hemos de liberarnos, para qué hacerlo y, finalmente, caminos para vivir y hacer posible la vida liberada.

1.- Hemos de liberarnos de nuestra inconsciencia ante la gravedad de la emergencia global en la que nos encontramos, ante un sistema que está en guerra con la vida, un sistema ecocida. Y ante la manipulación mediática y cultural en la que vivimos. También de nuestras concepciones erradas como el machismo u otros “ismos” y fobias introducidas en la educación recibida.

Liberarnos de estructuras, mecanismos y conductas causantes y cómplices de la situación en que estamos. Sentirnos culpables no es la postura adecuada. Hemos de sentirnos responsables y así llamadas y llamados al compromiso con lo que ocurre.

2.- El para qué. Para caminar hacia un sistema socio-económico y político centrado en la sustentación y cuidado de la vida, cuyos ejes vertebradores han de ser:

  • El bien común de la humanidad y del planeta. Defender lo común.
  • La protección de la vida y sostenibilidad del planeta.
  • La defensa de los Derechos Humanos sin fronteras.
  • El cuidado por encima de la rentabilidad. Importancia del cuidado.
  • La conciencia y las actuaciones coherentes con el reconocimiento de nuestra interdependencia, ecodependencia y de los límites del planeta.

3.- Los caminos de liberación. Son el contrapunto positivo que estábamos necesitando. Ante todo el cuadro tan problemático de nuestra situación, Emma nos llama a despertar, a deconstruir personal y socialmente nuestras convicciones caducas y erróneas, a movilizarnos socialmente, generando vínculos y alianzas. Que se abra la semilla. Comprometernos con cambios que vayan a la raíz, radicales. Cultivar una espiritualidad holística, capaz de unir y dar respuesta a lo global y a lo local.

Finalmente, una llamada a alentar y mantener una esperanza comprometida. Defendamos la esperanza en las cosas y en los casos concretos y en las realidades más complejas.

Estamos en una crisis, en una emergencia. Ambos vocablos hacen referencia al peligro y a la oportunidad. Pero en ellas solamente aprenden quienes están en disposición de hacerlo.

La conferencia fue un claroscuro. Es posible que quienes la escucharon o la escuchen más tarde no estén de acuerdo con la actitud pesimista -el lado oscuro- o la esperanzada -el lado claro-. El diálogo puede ser largo. Pero puede hacernos reflexionar a todas y a todos. Emma no impuso nada. Fue respetuosa con opciones religiosas o políticas. Hizo, eso sí, un análisis de la realidad ciertamente poco discutible.

Por último, nos abrió el camino a la esperanza.

Y lo hizo utilizando el poema de Pedro Casaldáliga:

“Es tarde pero es nuestra hora.

Es tarde pero es todo el tiempo que tenemos a mano para hacer el futuro.

Es tarde pero somos nosotros esta hora tardía.

Es tarde pero es madrugada si insistimos un poco…”

Es tarde pero podemos hacer que sea primera hora de la mañana.

Durante el confinamiento, Emma dio forma a un nuevo libro, al que le dio el mismo título que el poema de Casaldáliga. Os dejamos aquí los enlaces a la ficha del libro y a su introducción.

Gracias Emma por tu compromiso, tu alegría para vivir, por la clarividencia que impulsas y la esperanza que trasmites.

Gracias por venir hasta Navarra, hasta Pamplona, para compartir algo más que tiempo.

Espiritualidad Pamplona-Iruña