«Si uno tomara seis o siete vasos diferentes, cada uno de un color diferente, y vertiera agua en cada vaso, el agua parecería roja en un vaso, azul en otro, verde en un tercero y así sucesivamente, aunque fuera la misma agua en cada uno. Del mismo modo, todas las religiones son en su origen de inspiración divina, pero, como la imagen del agua vertida en vasos de diferentes colores, tan pronto como la inspiración divina se cristaliza en el pensamiento humano, adquiere el color de ese pensamiento».
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