Ni uno, ni dos.
“Vemos todo como nuestro propio ser, no como un «otro» que nos amenaza o como lo que creemos. Estamos abiertos, como un espejo que lo acepta todo y no se aferra a nada. Y hay una calidez en esta conciencia refleja, una apertura de corazón.”
LEER ARTÍCULO (6 páginas)