Traemos a nuestro blog un pequeño texto entresacado del libro de Matilde de Torres: “Detrás de la apariencia” (páginas 81 y 82). Nos parece interesante para reflexionar sobre el sentido de cuanto hacemos y desde dónde lo hacemos:
«La incondicionalidad del Amor transforma lo que toca.
Silvio Rodríguez tiene una hermosa canción que habla de ello:
Debes amar la arcilla que va en tus manos,
debes amar su arena hasta la locura,
y si no, no la emprendas que será en vano,
sólo el Amor alumbra lo que perdura,
sólo el Amor convierte en milagro el barro.
Debes amar el tiempo de los intentos,
debes amar la hora que nunca brilla,
y si no, no pretendas tocar lo cierto,
sólo el Amor engendra la maravilla,
sólo el Amor consigue encender lo muerto.
Para poder amar incondicionalmente tenemos que estar fuera del juego de intereses del yo-mental.
Cada acontecimiento, cada segundo es una oportunidad de expresar el Amor que Soy a través de mis acciones.
…
Siempre que nuestra acción tenga una finalidad distinta de la acción misma, nos encadena.
…
La mayoría de nuestras acciones buscan fortalecer el yo-mental, alimentarlo, satisfaciendo esa necesidad que tiene de “ser algo” y “ser más”, de afianzarse en el contraste, en la comparación; por eso nuestras acciones nos encadenan, porque dependemos del resultado para afirmarnos. Yo soy válido en tanto en cuanto mis acciones son exitosas, y mis acciones exitosas no me liberan sino que me obligan a mantener ese nivel de “éxito” para seguir siendo válido y no caer en desprestigio.
La acción liberada surge del fondo y tiene sentido en sí misma, no está atada al resultado. Se produce cuando nos prestamos conscientemente a ser vehículo de expresión para que lo no-manifestado tome forma a través de nosotros. Ese acto de conciencia es una finalidad en sí mismo, independientemente de la forma que tome la acción.
Para liberar nuestras acciones tenemos que despersonalizarlas y así podrá fluir la Vida sin condiciones, y llegará a nosotros desde el fondo la palabra justa, el gesto adecuado, la acción correcta, sin filtros, sin condiciones, sin límites establecidos.»