- Introducción
– La pregunta “¿Cuál es el sentido de la vida?” da la sensación de que hay que buscar un sentido fuera de la vida misma. Pero la vida no tiene un sentido externo al que apelar, porque la Vida es en sí misma Sentido.
– Cuando nos preguntamos por el sentido de la vida es porque estamos desconectados del sentido que es la Vida.
– Cuando estamos en contacto con la fuente vital en nosotros y por tanto en todo lo demás, la pregunta por el sentido no aparece. Lo que asoma es una sensación de sentido.
– Para la intuición sobre el sentido, una corriente sapiencial maestra es el taoísmo. Tao significa precisamente “Sentido”.
- Dos tipos de sentido
La Vida es sentido en dos niveles: en fondo y en forma.
– En un nivel profundo: la Vida es plenitud inherente, es dignidad, sacralidad, fin en sí, maravilla, milagro, gratuidad.
– En un nivel existencial: toda forma de vida se mueve siempre en dirección hacia la autorrealización, hacia el desarrollo.
– Cuando estamos en contacto con el sentido esencial, nuestro ser rebosa y eso se manifiesta existencialmente en que actualizamos lo que potencialmente somos.
- La sensación de sentido y la sensación de sinsentido como guías
– El sentido que es la Vida, como bien indica la palabra, es sentido, no es pensado, no es inferido y no es concluido.
– El ser humano tiene la capacidad de estar psicológicamente alineado o desalineado con la Vida.
– La sensación de sentido es lo que vivimos cuando nos acordamos con el Sentido que es la Vida. Y la sensación de sinsentido es la vivencia de la desconexión con la Vida.
– Vayamos a nuestra experiencia y observemos: ¿En qué consiste la experiencia de sentido? ¿Y en qué consiste la experiencia de sinsentido?
– La experiencia de sinsentido se vive como vacío de sentido, lejanía de la Vida, separación del fondo de todo lo vivo, desraizamiento; estancamiento, apatía, sequedad. – La experiencia de sentido se vive como comunión con todo, maravillamiento, conmoción; alegría de sentirse crecer, creatividad, energía.
– La experiencia de sinsentido no se aleja del Sentido, sino que forma parte de él: la experiencia de sinsentido, paradójicamente, también es Sentido.
– Estar conectados con la Vida es estar anclados en el sentir profundo a la vez que receptivos a lo que ocurre, a la vida pulsando dentro y fuera de nosotros.
– En la experiencia de sinsentido estamos en la “conciencia de separatividad”. En la experiencia de sentido, estamos en la “conciencia de unidad” (Mónica Cavallé).
- Ser nada como condición para la vivencia de sentido
– Cuando somos una nada, cuando no nos empeñamos en ser de una determinada manera y sencillamente somos, nuestra persona se transparenta y el Sentido (el Tao, la Vida, Dios) nos atraviesa.
– Vaciarse, soltar todo es una condición necesaria para la vivencia de sentido.
– ¿En qué consiste ser alguien? En construir y alimentar una imagen de lo que uno es. – ¿En qué consiste ser nada? En no vivirse como algo pensado, objetivado o aferrado, sino como una nada sida.
– El Sentido necesita de la nada para abrirse paso, porque sólo puede llenar lo que está vacío. Maestro Eckhart: “Dios no pide otra cosa de ti, sino que salgas de tu modo de ser creatural y que dejes a Dios ser Dios en ti.”
– ¿Nos dejamos penetrar por el Sentido?
– Ejemplo: el rol del filósofo en las consultas de acompañamiento filosófico.
Cuando uno es algo, la propia subjetividad se vuelve presente y media en la labor. El resultado es la falta de presencia y la obstrucción.
Cuando uno se hace nada, hay transparencia de ser. Toda la atención está dirigida hacia el presente y fluye todo lo que tiene uno para dar, porque nada lo bloquea.
- La acción preñada de sentido. Wu wei.
– El taoísmo habla de wu wei: acción sin acción. Es el hacer en el que somos canal limpio por el que el Tao se manifiesta y hace. Uno no se mete en el medio, la propia subjetividad se vuelve transparente y no interfiere.
– La acción sinsentido es la acción forzada, que interviene en el curso natural de las cosas: uno se empeña en que la acción vaya por un cauce determinado, en lugar de dejar que el cauce se haga.
- La vía del no querer o el querer impersonal como vía de sentido
– Hay experiencia de sentido cuando coincidimos con lo que somos y lo desplegamos. Esto sucede al seguir nuestros anhelos profundos y necesidades reales, que instan y nos conducen al desarrollo de nuestro ser particular.
– La acción con sentido es aquella que brota de esas inclinaciones genuinas; mientras que la acción sin sentido es aquella que emerge de impulsos superficiales.
– Maestro Eckhart: ser pobre de espíritu (es decir, no ser nada), equivale a no querer nada, no saber nada y no tener nada.
– Dos tipos de querer: (1) el querer desde el algo, que interviene y fuerza, el propio de la individualidad descolgada de la Vida; y (2) el querer profundo, el querer de la nada, mediante el cual nos dejamos guiar por la Vida.
– Ejemplo. Un querer genuino es el anhelo de excelencia: inclinación serena proveniente de nuestro ser que nos invita a mover lo mejor de nosotros en cada situación, a hacer las cosas con cuidado y conciencia. Versus el afán de perfección: caricatura del anhelo de excelencia, agenciado por el yo superficial. Aquí se persigue una idea, la de perfección, que es una cristalización mental, estática y rígida de la excelencia.
– El querer profundo es el movimiento del Sentido que es la Vida en nosotros. Por tanto, atenderlo equivale a estar alineados con el Sentido.
– Este querer impersonal o querer de la nada es una inclinación natural y orgánica que nos empuja en sentido hacia nuestro desenvolvimiento.
– ¿Cómo reconocer este querer impersonal en la vida diaria? ¿Qué lo caracteriza y permite distinguirlo de otros impulsos?
(1) Es una inclinación que no procede de los pensamientos: necesitamos cierto clima de silencio interior para poder escucharlo.
(2) Es sutil, más discreto que las emociones.
(3) Se percibe en las sensaciones corporales sutiles.
(4) El cumplimiento de este querer se traduce en un aumento de energía. Viene a decir: “Esto te sienta bien, va a tu favor, te potencia, te regala más ser”.
(5) Se siente alegría y paz al seguir la dirección establecida por este querer profundo.
(6) Hacerle caso deja un poso de unificación interior, coherencia e integración.
(7) Y de ir a favor de la Vida, de participación en el Tao, de estar siguiendo el curso natural de la Vida.
(8) Hay sensación de fluidez y naturalidad.
(9) Lo que el propio fondo quiere siempre es sano, porque va a favor de la propia integridad, del propio crecimiento.
(10) Es el impulso más propio, el que nos es más íntimo, familiar y cercano.
Un sentido muy terrenal
– Nuestros patrones limitados o pautas problemáticas también son manifestaciones del Sentido que es la Vida.
– Su sentido equivale a lo que llamamos la intención positiva (acompañamiento filosófico sapiencial): lo que buscan de bueno para nosotros esos patrones.
– En todas nuestras disposiciones y acciones está la vida buscando más vida, buscando el bien, el crecimiento de la propia vida.
– Puede estar equivocado allí donde depositamos nuestro bien, pero el impulso vital no deja de ser hacia lo que se percibe como un bien.
Práctica final: ir al encuentro del sentido de un patrón limitado
– Trae a tu mente alguna limitación, un comportamiento conflictivo, una emoción problemática que sientas con recurrencia. Algo a lo que te cueste encontrar el sentido. Un comportamiento o emoción sobre el cual te puedas fácilmente preguntar: ¿pero qué sentido tiene esto?
– Ponte en situación, en un momento en el que se haya activado ese comportamiento o emoción. Reproduce mentalmente esa escena, sitúate dentro de ella, hasta entrar en contacto sentido con la pauta limitante.
– Siente el patrón en el cuerpo.
– Mira el patrón de frente para advertir: al hacer esto o sentir esto, ¿Qué estoy buscando de bueno para mí? ¿Detrás de qué estoy moviéndome? ¿En busca de qué? ¿Queriendo alcanzar qué cosa?
– O bien, pregunta directamente al patrón: ¿Qué quieres de bueno para mí? ¿Qué estás buscando de positivo para mí?, al hacer/sentir esto.
– Quédate a la espera de una respuesta que te encaje y resuene.
– Mira a ver qué pasa en ti tras haber reconocido esa intención positiva.
– Colocando la mano en el corazón, da las gracias interiormente a la pauta por moverse en busca de un bien para ti. “Gracias, porque te estás esforzando en busca de este bien para mí”.
Teresa Gaztelu