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¿MOCHILA O ALAS? (Sonia Goyeneche)

En el mismo momento de nacer, cuando una rompe a llorar, le colocan a la espalda una mochila que ya viene cargada; porque aunque parezca mentira, la vida alrededor de una ya tiene las expectativas que depositan en una como si fueran un tesoro, el mejor de los deseos, y confunden lo que los adultos a su alrededor necesitan con lo que es bueno para una. Además, por defecto, se deposita en ella todo lo no resuelto de nuestra madre y de nuestro padre, abuelas… cargas que se pasan de una generación a otra.

Y así, en medio de ese llanto, una se vacía la memoria de todo lo conocido hasta ese momento, y se llena de nuevo los pulmones de ese aire que le acompañará de por vida.

Durante toda la vida la irás rellenando de esas cosas, a veces imperceptibles, que a una se le van pegando en el transcurrir de los años: lo vivido, lo prohibido, lo que hemos creído vivir, lo perdido, lo que creemos perdido, lo que llamamos fracaso, aquello a lo que nunca pusimos nombre, las lágrimas no derramadas, los dolores no compartidos, los sueños no cumplidos, lo que llamamos frustraciones, dolores, heridas, daños irreparables, perdones no pedidos y aquellos no concedidos…

Algunas llegarán a la muerte sin ser conscientes de que portaban mochila alguna.

Otras se atreverán a enredarla un poco, sin averiguar nunca que mucho de lo que cargaron nunca les perteneció.

Algunas, las más osadas, o las más sensibles, o simplemente aquellas a las que no les quedó más opción…, les tocará mirar dentro, enredar y poner cierto orden.

Y  unas pocas tendrán que atravesarla y separar  lo que sea suyo de lo que fue heredado. Se atreverán a mirar de frente y sanar o reconciliarse. Y tendrán que elegir qué resolver o qué se queda para otra vida, lo qué pueden sacar y soltar, y descubrir aquello que, aunque una lo suelta, se queda para siempre porque no tiene ningún lugar al que ir.

Unas caminarán con su mochila con tranquilidad y a otras les aplastará.

Dicen que hay una edad en la que nos podemos quitar la mochila de encima y, simplemente, en su lugar salen ¡alas! que te permiten volar y sentirte ligera, quizás por primera vez en tu vida… Pero a mí no me ha pasado. Todavía sigo rebuscando en mi mochila, ordenando, reconociendo qué es mío y qué fue dejado quizás con la mejor de las intenciones, pero que me aplasta y me ayuda a perderme en tantas ocasiones y me hace sentirme tan diferente y tan sola.

Pero creo que mi tiempo de alas llegará. Y lo sé porque estoy creando mis propias alas, transitando del inconsciente al consciente, creando puentes… Primero tocando, acariciando y abrazando más tarde. Y en ese roce silencioso y respetuoso de lo vivido, en el que una en voz alta nombra de alguna forma, con lucha constante, con las sonrisas llenas de lágrimas, pronunciando palabras una y otra vez, escuchando, escuchando mucho, aprendiendo a soltar, y con ese no hacer nada, no esperar nada, que una nunca termina de entender… las alas van asomando. Quizás no de golpe, sino poco a poco. Pero asoman tímida y suavemente.

Y en el silencio y la quietud una descubre que, a veces, no basta con poner la mochila al revés y sacudirla… Hay “cosas” que permanecen. Simplemente porque su lugar y su tiempo ya fueron, y solo quedan en una para morir con una.

Conseguir las alas, quizás, es solo una forma de romper esos hilos invisibles que nos unen a dolores y horrores a diferentes generaciones, romper esos hilos que se traspasan en el nacimiento como si fueran un gran tesoro siendo tan solo basura emocional. Y una tiene la vida para descubrir que no pertenecen a presente alguno y la posibilidad de elegir, desde la consciencia, si deshacerse de ellos o traspasarlos a otra generación.

¡Sí! Quizás mi momento hoy es de alas, aunque me cuesta reconocerlo… Porque antes que yo, no hay memoria alguna de ninguna forma de alcanzar ala alguna.

Solo me queda la posibilidad, hoy, de aprender a disfrutar de todo lo nuevo que el espacio y la altura… pueden traerme.

Sonia Goyeneche

(con la colaboración de un estado en WhatsApp de la buena amiga Susana)

Espiritualidad Pamplona-Iruña
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