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¿QUÉ ES EL DESAPEGO? (María, de Fundación Rädika)

¿A qué nos aferramos para sentirnos seguros, válidos, queridos o vistos?

¿Qué cosas, personas o ideas nos da miedo perder o soltar?

¿Qué partes de quiénes somos, de lo que nos ha ocurrido, o de lo que creemos que nos hace ‘ser yo’, tememos perder?

El desapego no significa dejar ir, desconectar o no querer.

Sino sentirse libre de perder o de que algo termine.

Es un ejercicio distinguir entre querer y necesitar, entre disfrutar de tener y temer perder.

Jack Kornfield dice: ‘Todo lo que tiene un principio, tiene un fin. Haz las paces con eso y todo estará bien’.

El Sol se pone cada día, las hojas caen, las flores mueren, las estaciones cambian.

La naturaleza nos recuerda constantemente que debemos dejar ir, como ella lo hace.

Los hijos crecen, los seres queridos se van, el cuerpo envejece, algunos sueños no se cumplen.

La vida es una serie de sucesos que empiezan y acaban, pequeños y grandes duelos por los que debemos pasar.

El desapego no consiste en no sentir o desconectar, sino más bien en poder sentir y conectar con presencia y atención.

Consiste en poner conciencia en lo que hay aquí y ahora, y disfrutarlo.

El desapego es perder la pena por lo que fue o el miedo o deseo por lo que será y, en vez, estar con lo que es.

Nuestro cerebro es tanto una máquina evolucionada como primitiva.

Piensa, entiende, pero sigue buscando placer y gratificación.

No somos muy distintos del perro que, baboso, espera que le vuelvas a lanzar la pelota y, una vez que la consigue, vuelve a ti en un dilema interno entre dártela para sentir la adrenalina de correr tras ella y quererla solo para él, mordiéndola con fuerza para no perderla.

En este ejemplo, el perro ha depositado el poder de su felicidad en esa pelota, en ese estímulo; necesita la pelota para estar bien, para tener sentido.

El desapego invita a relacionarse con las personas, cosas, valores o emociones con libertad, no dependiendo de ellas ni deseando que dependan de nosotros.

Te quiero y eres libre para irte; hago lo que hago sin depender del resultado; lo que fue, fue.

Cada día ser un nuevo ser abierto a las posibilidades.

El desapego es reconocer aquello que no queremos soltar para empezar a dejarlo ir con presencia mental y emocional.

Ahí está el principio de la libertad, disponible para cada uno de nosotros.

Te comparto una poesía de Hafiz que me encanta:

‘Incluso después de todo este tiempo, el Sol nunca le dice a la Tierra: «Tú me debes». Mira lo que pasa con un amor así, enciende todo el cielo’.

Un abrazo,

María

«La vida es un equilibrio entre
aferrarse y dejarse llevar.»

– Rumi

Tomado de Boletín de Fundación Rädika