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¡QUE SE PRONUNCIE EL SILENCIO! (Ecequiel Subiza Pérez)

Ahora que sobran las palabras…

En los debates políticos, en las instituciones o en medios, en las teles y hasta en tertulias de café que tampoco son tan diferentes. No se busca la verdad ni lo adecuado al bien común, se busca solamente descalificar para conseguir cuotas de poder o de audiencia, que es al fin lo mismo.

Ahora que sobran las palabras…

En los debates de las instituciones mundiales o supraestatales que pretenden defender la seguridad o alcanzar la paz, cuando obedecen al fin a intereses de las fábricas de armamento o de estados que buscan tener controlados a otros estados que tienen riquezas inalcanzables para su propios habitantes.

Ahora que sobran las palabras…

Sí, por qué no decirlo, entre partidos y grupos que buscan la igualdad, la justicia, la libertad  y la paz. Pero que hablan y hablan buscando control, puestos de dirección y así llevan a la clase obrera y al pueblo, siempre excluido, a la división y la ineficacia.

Ahora que sobran las palabras…

Y diré más, en los círculos y organizaciones feministas, donde una brecha importante hace que se usen las palabras como armas arrojadizas, negando al adversario su identidad pretendida.

Ahora que sobran las palabras…

También en nuestra vida personal: juicios, críticas destructivas, murmuraciones, catalogaciones… negando su ser a aquellos con quienes, en realidad, somos lo mismo.

Ahora que sobran las palabras…

De gurús, sacerdotes de todas las religiones, fundadores, jerarquías que se creen alcanzados por una verdad que consideran es la definitiva.

Ahora que sobran las palabras…

De todos los “industriales” de la espiritualidad, de los coachs de todo tipo, de los del crecimiento y desarrollo personal, de los que proponen la abundancia, los atajos, los ángeles, los seres de luz…

Ahora que sobran las palabras… Que se pronuncie el silencio

Desde mi mucha vida recorrida, en el retiro de mis años terceros, he de confesaros que me sobran las palabras, que estoy harto de tantas palabras y por eso, pido, clamo, reclamo,

¡Que se pronuncie el silencio!

Silencio lo es todo, es la fuente de todo.

Personalmente vengo de un mundo con mucho ruido de distinto tipo.

Un ruido del trabajo, de la lucha por seguir adelante en la empresa,  de las responsabilidades en asociaciones-actividades y también en el mundo de las relaciones. Mucho ruido.

Mucho ruido que es al fin «diversión» (palabra que viene del latín “diversio” y significa «acción y efecto de entretener, alejar o dirigir la atención a otro lado”).

También vengo de un mundo religioso donde desarrollé la oración como un diálogo con el “otro piso”. En la oración callé para poder escuchar y acabé callando igualmente lo que creía escuchar. Ahí me di cuenta de que todo lo trabajaba mi mente y que al fin se trataba de palabras propias o atribuidas.

Entretanto, con mis compañeras y compañeros con quienes compartía el proceso, descubrí que la mente es una buena herramienta a la que hay que darle mucho cariño, pero que detrás de ella está el testigo que la ve y que es la puerta hacia el silencio.

Silencio lo es todo, es la fuente de todo.

Somos silencio. Soy silencio. Es mi casa. Es nuestra casa, la de todos, es donde realmente “Somos”. Porque en silencio encontré, avisté, siendo más modesto, mi identidad, lo que soy. Pero allí no tengo nombre ni forma. Simplemente soy. Y enseguida conoces que no hay soy sin Somos.

Y todo adquirió su sentido, especialmente la Vida, dando consistencia a la vida de cada cual, Vida compartida.

¿Y qué es el silencio?

Recurrí al chatGPT para ver qué decía la Inteligencia Artificial sobre él y entre otras cosas decía:

“En última instancia, el silencio es un recordatorio de nuestra conexión con el universo y con nosotros mismos. Nos recuerda que, más allá del ruido y la agitación del mundo exterior, hay un espacio de calma y quietud que siempre está disponible para nosotros. A través del silencio, podemos encontrar paz en medio del caos, claridad en medio de la confusión y conexión en medio de la separación. Es en el silencio que encontramos nuestro verdadero ser, libre de distracciones y en armonía con el flujo de la vida misma”. (IA)

Estas palabras se parecen mucho a unas de Eckhart Tolle. Se ve que la IA sabe dónde buscar.

El silencio se expresa, sobre todo, sin palabras. Es un conocimiento distinto, no sé si puedo llamarlo sutil, pero me gusta la palabra. En el silencio brota un conocimiento que no necesita palabras.

Es cierto, pienso, que no se puede pensar sin palabras, pero es que en el silencio conoces de otra forma. Y que esa otra forma te transforma. Conoces en el silencio por contacto, por identidad.

Y así te enseña a desprenderte del ego de la personalidad y a avanzar hacia la identidad, que somos todos.

Ecequiel Subiza Pérez