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QUÉ SIGNIFICAN DIOS, JESÚS Y EL CRISTIANISMO AQUÍ Y AHORA (Jon Ander)

Nuestro entorno geográfico es Navarra, región situada en el norte de la península ibérica. Aquí se están manifestando tres posturas frente al claro cambio de paradigma e incluso de época que estamos viviendo:

  • La primera postura es la de quienes, por multitud de razones, destacando entre ellas la cultura dominante, hace tiempo que han dejado la religión y la Iglesia. Han tenido hijos e hijas, nietos y nietas, ajenas al tema religioso. Han abandonado la Iglesia e igualmente los ritos socio-religiosos que marcaban la vida social y familiar. Podemos llamarles personas ateas, agnósticas, de mil maneras, pero, sobre todo, indiferentes. Son la mayoría social.
  • La segunda es la del grupo que, abandonando igualmente las estructuras eclesiales, inicia un camino espiritual nuevo, abierto a conocer y cambiar. Las creencias no soportan por más tiempo el análisis que nace con las nuevas ciencias, los nuevos paradigmas de todo tipo. Y las creencias caen como un castillo de naipes: no hay dos pisos, no hay dos realidades. No existe un dios-persona que interviene en nuestra historia personal y social y que mantiene una relación con cada una o cada uno de nosotros. Además, la historia de la salvación se derrumba y los grandes dogmas en torno a la encarnación, redención, resurrección, etc. no aguantan ni siquiera como metáforas o símbolos.Pero este sector no cae en la indiferencia. Se abre a otras creencias y religiones, estudia las bases de la física cuántica, de las neurociencias, de las filosofías, de la sabiduría perenne. No quiere un cambio de creencias. Quiere basarse en la experiencia. Busca las respuestas en su interior, abierto a compartir con otras personas lo que va descubriendo y asumiendo. Es decir, este sector cambia la religión por la espiritualidad, entendida como cualidad humana profunda o, simplemente, como profundidad humana.¿Cree en Dios este grupo? Ni cree ni deja de creer. Desde luego no cree en Dios como un otro de la realidad. Pero percibe, adivina, intuye en su interior un anhelo que le hace transcender su ego, su personaje. Y busca, a veces con torpeza, en el silencio y en la meditación los fundamentos de su ser. Un silencio elocuente que le va ofreciendo respuestas, muchas veces indecibles. El silencio es, sin duda, una alternativa inspiradora. Por fin, nos hemos callado. Años de hablar a Dios, de hablar en nombre de Dios, de utilizar el nombre de Dios para justificar poder, jerarquías, violencias de todo tipo… Cada una y cada uno ahora en su interior percibe su anhelo, su esperanza, comprende, toma conciencia. Si tomamos la metáfora de la ola y el mar, cada uno y cada una se descubre ola, se sabe agua, pero ama el mar, la mar océana, el Todo.
  • Nos queda la tercera postura, que es la del grupo que, asustado ya por el ateísmo indiferente, ve con mayor temor a quienes optan por la espiritualidad, a cuyas seguidoras y seguidores atacan y denostan. Aquí se encastillan en sus creencias, a las que consideran la verdad inmutable y ven enemigas y enemigos por todas partes.

¿Sobrevivirá la Iglesia? Confío en que el mensaje de Jesús siempre será parte y expresión de la sabiduría humana. No era Jesús ajeno al silencio, al Uno. Pero como Iglesia y en tanto responsable, al menos teóricamente, del legado del maestro de Nazareth, se tendrá que abrir al diálogo con todos los hombres y mujeres, sean del tipo que sean. Tendrá que saber descubrir las semillas de futuro en el diálogo con las nuevas corrientes. Y dejar de ser tan autorreferente y tan excluyente.

Una nota sobre las palabras. Las palabras polisémicas y poliutilizadas por unas y otros. Cuando decimos Dios toda la gente pensamos en aquella imagen más o menos antropomórfica que hemos vivido. Expresamos lo que vamos descubriendo como Vida, Fondo, Plenitud y muchas otras palabras. Muchas de nosotras y nosotros tenemos la costumbre de añadir a esa lista “o simplemente Dios”, o “llamadle Dios si queréis”.

Yo creo que esta costumbre confunde a la gente. Porque se observa que muchas personas no abandonan sus creencias, por inseguridad seguramente, pero gustan de la no dualidad, de la sabiduría, del indecible Tao, por ejemplo, y otras expresiones arcanas. Y así vienen y van del practicante religioso o religiosa al caminante o a la caminante, buscador, buscadora de la casa que ha perdido pero que intuye nueva y acogedora.

La casa es para todas las personas, indiferentes, buscadoras y religiosas.

Es la casa común: la nueva humanidad, la fraternidad, sororidad, realizada al fin.

Intuimos sus contornos.

Jon Ander