En A la Espera de Dios, se recogen las cartas que intercambiaron la pensadora y su cura confesor para tratar temas religiosos, dudas sobre las Escrituras y los textos sagrados, así como el gran dilema del bautismo que corroía las dudas y los pensamientos de Weil desde que esta sintiera la llamada. La correspondencia entre Weil y el padre Perrin se dilató en el tiempo durante poco menos de un año y, debido a la prematura muerte de la pensadora, estos textos forman parte de los últimos escritos que pueden encontrarse de Weil, a través de los cuales puede esbozarse el momento en el que se encontraba la pensadora y las dudas que la atormentaban en la época.
Una obra tan enigmática como reveladora de la complejidad del pensamiento de Weil es el recopilatorio póstumo de sus epístolas con el padre Perrin publicado bajo el nombre A la Espera de Dios.
“No puedo evitar preguntarme si, en esta época en que la humanidad está sumergida en el materialismo, Dios no quiere que haya hombres y mujeres que se den a él, sino que, por el contrario, continúen fuera de la Iglesia.”
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