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TALLER CON MELLONI

 El Reino de los cielos está al otro lado de aquí mismo.

Apuntes, aclaraciones y  profundizaciones en la  clave de la no-dualidad

 

Algunas personas asistimos este fin de semana a un taller de espiritualidad con Javier Melloni en Madrid organizado por “Más que silencio”. No solemos andar tan lejos pero ha valido la pena.

Melloni es un antropólogo y teólogo, jesuita, especializado en diálogo interreligioso y mística comparada. Autor, profesor, buen comunicador.

Como desde el primer momento indicó, en el taller no se trataba de acumular conocimientos o datos sino de hacer, vivir, una experiencia. Por eso hubo una continua mezcla de silencio y de palabra.

En un ambiente de gran seriedad, más de 300 personas guardamos un sonoro y largo silencio en varias ocasiones.

Y ahí fueron resonando las palabras de Javier, que cada uno y cada una recibimos según nuestro momento espiritual y según las preguntas que llevábamos.

La primera mañana nos habló de la no-dualidad, de la moda del concepto desde hace unos años y de la necesidad de convertirlo en vivencia. De la necesidad de profundizar en las diferentes palabras que quieren expresar esta experiencia y, de alguna forma, de nuestra responsabilidad para ir haciéndonos transparencia de eso que vamos viviendo. Atrevernos a identificar lo que vivimos para que el propio recorrido y el silencio hagan camino de comprensión.

También expuso tres vías que nos conducen a descubrir la no-dualidad y que, partiendo de la percepción que supone vivir en atención y con plena conciencia del momento, a través del movimiento relacional y extático hacia el otro, nos lleva a la oceanización. Este concepto se vincula con la leyenda que presidía la sala: “La ola es el mar, y no todo el mar”.

La no-dualidad es para vivirla más que para contarla, sabiendo que aquel lugar, aquella Presencia, tantas veces buscada fuera, la encontramos dentro de nosotros mismos.

La ola divisa el océano, pero no es ajena a él. Es su Ser, es lo que le hace poder decir “Yo soy”, reconociéndose en su individuación como constituida en Uno con toda la realidad y abierta desde allí a la sabiduría y la compasión.

Esta conciencia del “Yo soy” nos lleva a una ruptura, a otra forma de entender y vivir nuestra vida. Es una iluminación, un despertar.

Y de ese despertar, en ocasiones espontáneo, nos habló por la tarde,tomando como base algunos autores (Tony Parsons, Jeff Foster, Eckhart Tolle, David Carse o Yolande Durán). “Perfecta brillante quietud” es un libro de Carse y toda una inspiración.

Por otra parte el despertar, la experiencia de la transcendencia, no se da solamente en los grandes místicos o en los que comentamos como despertares espontáneos, sino que se nos abre como posibilidad a cada uno y a cada una en la medida que vamos abriéndonos a la consciencia, que nos alimentamos en el silencio, que vamos cambiando nuestra forma de mirar, de ver, de entender… Es decir, que vamos transitando por lo más cotidiano de nuestra vida transformando cada momento, a través de la atención, del darnos cuenta, de vivir en presencia.

La mañana del domingo la llevó hacia un tema muy delicado: los pasos que, con humildad y audacia, hemos de dar desde nuestra tradición cristiana hacia la no-dualidad.

Hay quien opta por el diálogo inter-religioso, en el que cada religión mantiene su identidad y dialoga con las demás.

Otra opción es la trans-religiosa, en la que confluyen las religiones como los ríos al mar. Todo se mezcla en el mar, los ríos pierden su nombre, pero el mar queda fecundado de algún modo por ellos.  Ésta es la opción con la que más se extendió Melloni, matizando que los ritos, mitos y símbolos de cada religión pueden seguir vivos de alguna manera en la nueva situación.

La tercera opción es la post-religiosa, de la que habló poco porque, como dijo, no se puede hablar mucho de lo que no se vive.

Volvió a profundizar bastante en el camino que cada cual ha de escoger: observar, identificar, comprender, amar son etapas a recorrer. Y con todo ello planteó la responsabilidad individual que de ningún modo debe quedar anulada en la no-dualidad. Así lo corroboró en el turno de preguntas Mónica Cavallé.

Nos habló además de la luz y de la sombra, nos dijo que en la entrega y en la rendición está la salvación.

“Vivir desde la no-dualidad (citamos lo mejor posible) es ser persona muy afinada, muy sensible, para dejar pasar la luz y eliminar la sombra”.

Recibimos el mensaje de esta jornada en el silencio, sabiendo que la palabra atinada es la que nace de él. Con gozo, gratitud, humildad y audacia, para vivir la Plenitud que nos hace Uno.