Para quienes andamos entre la tercera y la cuarta edad, Bonhoeffer fue un referente en nuestra juventud centrada en los nuevos paradigmas religiosos del cristianismo. Por eso recordarle en estos tiempos es importante, casi un poco clandestino en los momentos que atraviesa nuestro mundo.
“Para el bien la necedad (la estupidez) constituye un enemigo más peligroso que la maldad. Existe la posibilidad de protestar contra el mal, de ponerlo de manifiesto y, en caso necesario, de evitarlo por la fuerza… El necio (el estúpido), a diferencia del malo, se siente enteramente satisfecho de sí mismo y puede hacerse peligroso cuando pasa al ataque…”
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