Después de ver la película y leer el libro del mismo título, “¿Y tú qué sabes?», busqué en Internet algo que me llamó la atención sobre un experimento curioso que un grupo de japoneses habían llevado a cabo, bastante controvertido por otro lado.
“Los experimentos de Emoto consisten en exponer agua en recipientes a diferentes palabras, dibujos o música y entonces congelarla y examinar la estética de los cristales resultantes mediante fotografías microscópicas.”
No me planteo si es o no verdad… pero al ver la foto algo curioso pasa, el asombro se dibuja en la cara de todos los que lo ven por primera vez. Supongo que resulta difícil sentirse indiferente…
Cuando nos enfadamos, nos disgustamos… por lo menos yo paso un rato después rumiando y dando vueltas a ideas y pensamientos que no me he atrevido a decir o no he tenido oportunidad, y cada vez me voy enredando más en un diálogo mental sin salida…
Si a una pequeña gota de agua un mensaje positivo puede quizás causar tanta belleza y un mensaje negativo puede originar una imagen distorsionada… ¿Qué no nos ocurrirá a nosotros que somos un 75 por ciento de agua?
Con estas fotos, al verlo, me he planteado seriamente la responsabilidad que tengo, ya no solo cuando hablo sino cuando pienso, cuando deseo…
Sea cierto o no… no deja de ser curioso y nos abre a la posibilidad de que si todas las personas somos lo mismo, aunque con formas diferentes, nuestras palabras y nuestros pensamientos tienen un fuerte efecto y está en nuestras manos crear belleza… o no.
Simone
