Inicio > Blog > POR ALGUNAS BRECHAS… (Simone)

POR ALGUNAS BRECHAS… (Simone)

Hace tiempo escuché a Xavier Melloni en un taller hablar del silencio, de la meditación y del ser, y en un momento dado hubo una palabra, una sola palabra, que me causó mucha impresión. Le oí hablar de las brechas. Brechas por las que se nos cuela un poco de todo. Brechas que no dejan de ser rendijas o abismos, según cómo se mire.

Desde entonces ando atenta. Primero me fijaba tan sólo en lo que se colaba por las rendijas; y poco a poco he ido descubriendo que es mas interesante descubrir no sólo donde aparecen las condenadas, sino lo que conectan. Porque normalmente conectan lo que en apariencia son dos mundos opuestos, aunque ahora ya sé que las apariencias no son de fiar.

Y de esa manera voy aprendiendo a moverme entre palabras que se llenan y se rellenan constantemente de nuevos sentidos, dejando a la vista una profundidad siempre nueva.

Y aunque todo esto solo parezca una idea bonita… es tan solo apariencia.

Y ahora, como decía, ando enredada en una brecha chiquita, casi un hilo, que pasa desapercibida, entre la nostalgia y la melancolía, pero por la que se cuela el dolor y la tristeza, como si fuera una helada, un viento suave, un susurro apenas… pero que se apega a mí.

En algún sitio leí que la nostalgia puede ser una fuerza poderosa que te puede hacer mirar con cariño todas las cosas, todos los acontecimientos del pasado, sea cuando sea, del color que sean y te acerquen los recuerdos que sean.  Ya no es sólo que recuerdes las cosas del pasado de “color de rosa”, sino que te capacita para ver algo bonito en medio de las sombras y las tinieblas que nos habitan en los recodos de nuestras entrañas.

De alguna manera la nostalgia tiene algo de no-dualidad, algo de comprensión de la realidad, algo de mirada integradora de una realidad que, aunque pensada, sigue pesando en la vida, en forma de recuerdo, añoranza, sueño o anhelo.

Pero por esa brecha chiquita se cuela la melancolía, que poco tiene que ver con esta manera de mirar. Melancolía que me lleva a los terrenos pantanosos de la tristeza, que deja a sus anchas los pensamientos tristes de mi mente que envenenan y alimentan una y otra vez lo que siempre he creído que era, lo envenenan para que lo vea como lo único válido… válido en apariencia.

Amelia Barr dice que todos los cambios están más o menos teñidos con la melancolía porque lo que dejamos atrás es parte de nosotros mismos… y el silencio no deja de producir cambios imperceptibles… en apariencia, sólo en apariencia.

El riesgo es dejar que la melancolía, con su mochila, se cuele y se instale. Por debajo siempre se esconde un fondo de insatisfacción, representa una mirada a la carencia, a lo que no llegamos. Lo único que tiene de bueno es que potencia nuestra memoria…

Pero lo que en apariencia es un riesgo… tiene un doble sentido.

Las brechas son en los dos sentidos… no hay que olvidarlo…

Auparse de nuevo y salir del atolladero de la tristeza honda. Hablar de frente y dejarle su espacio. Abrazarla y quererla para acallarla, no porque diga tonterías, sino porque su llanto debe ser consolado… y volver.

Volver a colocarnos de pie en la nostalgia, dejar de la mano la melancolía y dejarla ir, por esta vez, y por la próxima…

Y atenta, muy atenta por todas las que están por venir.

Simone