¿Quién ha dicho tristeza, aburrimiento, desidia, preocupación, miedo?
Emociones que han podido estar y que seguro hemos experimentado en estos días difíciles.
Las que han podido estar o siguen presentes entre nosotros y nosotras y que nos cuesta digerir y gestionar.
Sabemos, eso sí, que son las reacciones del cuerpo a la mente.
¿Hay que huir o convivir con ellas?
Miedo, miedo… la emoción más silenciada, la que permite que con solo su voz embote a la mente. Permite quizás darnos cuenta, aunque ello no sea suficiente; porque al observarla tal y como ocurre con un pensamiento que al observarlo desaparece, esto en ella y en mí, no ha bastado.
Miedo que en estos momentos y supongo que en los tuyos también, quería escapar de él, reprimirlo, encontrar la respuesta.
Temblor de piernas, rituales de ir y volver, danzar por los pasillos, “no tocar ni mis ojos, ni mi cara”. Lavar y lavar las manos. Sí, “el señor del miedo”. ¿Dónde habita? ¿Aquí… o allí…? ¿O quizás hasta habrá traspasado la puerta cerrada…?
Seguro que sabéis de qué hablo.
Después sigue la búsqueda de otros escapes para distraerlo: algo para celebrar que estoy algo menos intranquila, visionar un vídeo repetido, la escucha conmocionada de un audio. Ahora oigo las noticias… ahora una llamada… aparece el llanto… Pero todo eso, al menos en mi caso, tampoco lo resolvía.
Miedo porque quizás hemos vivido un pasado y esto puede ser un castigo. ¿Qué no hemos hecho bien? -nos preguntamos-. Miedo por el futuro. ¿Qué pasará? ¿Me contagiaré? ¿Me tocará?
Y hasta miedo al propio presente que estoy viviendo con miedo.
Temores visibles que nos limitan, ocultos otras veces. Miedo al dolor, a la enfermedad, a perder a nuestros seres queridos, a la muerte, al aburrimiento, a ser dominados, a no ser amados… Miedo… miedo.
Y nuestra mente-ego que tiene que estar todo el día ocupada en algo, dominándolo todo; nos impide vernos tal y como realmente somos.
¿Conocemos nuestros propios miedos?
¿O tememos mirar nuestros miedos?
Habremos experimentado alguna vez el diálogo con él mismo. Y haberle dicho: Sí, miedo, estás a mi lado, y trato de comprenderte… Quiero ser tu amiga, pero al final lo que espero imperiosamente es que te vayas, quiero librarme de ti…
¿Hay modo de escapar de él?
¿Comprendemos, tan siquiera, la estructura del pensamiento que nos produce el miedo?
Y en otras palabras no menos elocuentes que nos resuenan: Sí, -nos decimos- necesitamos amar, amar, pero ¿cómo amar con una mente que tiene miedo? Una mente atrapada en el miedo vive en la confusión, en el conflicto.
El miedo oscurece nuestros días. ¿Es la Noche de la que nos habla Juan de la Cruz?
¿Acaso la comprensión respecto al origen de todo miedo puede liberar nuestras mentes?
En una sociedad corrupta, con una educación tan competitiva que engendra miedo, miedos psicológicos tan profundamente arraigados, ¿Cómo pueden gestionarse?
Mi pregunta: Si la mente pudiera vivir en el Presente Continuo, libre de pensamientos, ¿existiría el Miedo?
No puedo sino recordar y compartir el pensamiento del filósofo KRISNAMURTI (India 1895- 1985) Maestro espiritual y escritor que tanto me ha gustado leer. El filósofo que nos habla de la naturaleza de la mente, de la meditación. En sus palabras:
“El florecimiento del Amor es la Meditación”, él que nos habla del logro de un cambio radical de la sociedad.
“No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”. Escritor que nos dice: “Sé una luz para ti mismo”.
De su libro “Sobre el Miedo” se pueden extraer varias consideraciones para nuestros días:
“Hasta que no nos liberemos del miedo, podremos escalar altas montañas e inventar todo tipo de dioses, pero seguiremos estando en la oscuridad”.
“¿Qué puede saber de la felicidad una mente que depende del apego?”
“El miedo existe en relación con algo. Menos frecuente, de lo desconocido, uno tiene miedo de lo conocido llegando a un fin”.
“Solo puedes tener miedo de lo que crees que sabes”.
“Creo que una mayoría de gente vive con miedo, no solo en lo físico: miedo a enfermar, sino en lo interno: perder el trabajo, le atemoriza no llegar, no ser capaz, tener miedo de la oscuridad… Si nos parece que un miedo ya lo hemos resuelto, nos viene otro a continuación”.
“Si no estamos relacionados el uno con el otro, hay miedo”.
“Debemos entrar en contacto directo con el miedo, pero no lo hacemos”.
“Y el verdadero aprendizaje se da -nos dice- cuando el espíritu competitivo ha cesado”.
Para nuestra mente dual el OBSERVADOR es diferente a lo OBSERVADO, de ahí que el miedo sea muy difícil de superar.
Para KRISNAMURTI, más allá de la visión dual estaría la afirmación: “EL OBSERVADOR ES LO OBSERVADO”.
“Nuestro observador está tratando de vencer al miedo o de escapar del miedo, una batalla entre él mismo y el miedo, batalla que implica desperdicio de energía”.
Afirma que “cuando se llega a “nada que observar”, el Observador se convierte en Observado. Así “el observador es el propio miedo y cuando se comprende, ya no hay esfuerzo para liberarse del miedo y desaparece ese intervalo tiempo-espacio entre el observador y lo observado”.
OTROS AUTORES DE LUZ sobre el Miedo:
RUMI, maestro espiritual (persa 1207-1273):
¿Qué es el Miedo? – le preguntaron-. Es la no aceptación de la incertidumbre. Si aceptamos la incertidumbre, se convierte en aventura.
“La herida es el lugar por donde penetra la luz”.
RABINDRANATH TAGORE (India 1861-1941) en su grandeza y humildad:
“Las estrellas no tienen miedo a parecer como luciérnagas”.
OSHO (1931-1990) Filósofo y líder espiritual, admirador de Krisnamurti:
“Si empiezas a vivir en el momento, el miedo desaparece; el miedo viene a través del deseo. Así que, básicamente, el deseo da lugar al miedo”.
ECKHART TOLLE, autor de “El poder del Ahora”. Sobre el origen del miedo:
“Tú estás en el aquí y en el ahora, mientras que tu mente está en el futuro y crea una brecha de ansiedad”. Dice de la emoción de la preocupación: “la preocupación es pensamientos inútiles”.
“La causa de todos los miedos puede resumirse en el Miedo del ego a la muerte, a su aniquilación. Al identificarnos, el miedo está presente en todos los aspectos de nuestra vida”.
“Cuando dejas de identificarte con la mente, deja de estar presente el miedo. El cuerpo cree que te está pasando algo grave y eso nos quita el bienestar físicamente. Tu mente crea el fantasma. Habría que apartar la mente y llevarla al momento presente”.
“Salir de la mente con la Respiración consciente. Y observarla”.
“Observar objetos sin ponerle nombre, presencia de las cosas a nuestro alrededor, entonces la ansiedad se va”.
“¿Puedes aceptar este momento como es y no confundirlo con la historia que la mente ha creado a su alrededor?”
Y recojo, por último, las sabias palabras de ENRIQUE MARTÍNEZ LOZANO (Teruel 1950), Psicoterapeuta, Sociólogo y Teólogo, de su libro “Presencia” (en su presentación):
“El ser humano intenta avanzar, rodeado de fuertes contradicciones que le impiden ver la esencia de la vida, encerrándolo en un laberinto de miedo y tensión que él mismo ha creado, y sin ser capaz de encontrar la salida.”
Y en “Desgajados de la Vida: Miedo y tensión” (apartado del mismo libro) nos dice:
“Al percibirme separado de la vida no podré evitar el miedo a perderla -y detrás de cualquier miedo que asoma a nuestra existencia late siempre el temor a la muerte- ni la tensión que me insta a sostenerla en cada instante”.
“Y esa será la lucha permanente del yo, debatiéndose en el afán incesante de seguir vivo. Una lucha que únicamente acabará gracias a la comprensión que ilumina la verdad de lo que somos: Vida y Plenitud. Cuando comprendes -continúa- que, “más allá de la “forma” que ha tomado, eres Vida, ¿dónde queda el miedo? ¿Qué sentido tiene la tensión?”
“Un mero pensamiento creado por la mente con la dinámica en la secuencia VACÍO-ANSIEDAD-ADICCIÓN-INSATISFACCIÓN- VACÍO”.
“Y por más estrategias -continúa-, donde haya identificación con el yo habrá siempre insatisfacción… el yo es vacío y, en consecuencia, carencia, soledad, ansiedad y miedo”.
Y citando al mismo autor, en su libro” Crisis, crecimiento y despertar”, será muy conveniente para el Miedo en estos días difíciles poder asumir una expresión suya muy querida: “LO QUE VIENE CONVIENE”.
“Lo que hay, es lo que ahora tiene que haber. Pero, para poder comprenderlo, aceptarlo y vivirlo se requiere, por un lado, una gran fortaleza y, por otro, la capacidad de percibirse no como un yo separado, sino como pura consciencia, estar desnudo que todo lo abraza a sí mismo”.
Así mismo, del libro de “Metáforas de la No dualidad”, conocida su metáfora sobre “El río y los remolinos” dice: “Lo que llamamos yo es solo un remolino que ha olvidado que es agua, un repliegue del agua sobre sí misma. El remolino solo deja de serlo cuando se da cuenta que es agua”.
En resumen: respecto a la emoción silenciada y vivida en estos días difíciles- MIEDO- y otras tantas podremos concluir:
Cuando morimos a la identificación con lo que creemos ser, podemos nacer a lo que realmente somos. Entonces perderíamos hasta la palabra MIEDO.
¡Merecerá la pena tratar de hacer la prueba!
Y termino con un fragmento del Poema de JUAN DE LA CRUZ en su “Cántico Espiritual”:
“Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras”.
Nora