Hace no muchos meses convivía con la Verdad de la Unidad y la verdad del personaje.
La Verdad me decía que ya estaba en casa, que todo era perfecto tal y como era, que no había nada ni nadie que alcanzar, que la separación era una mera ilusión, que la dualidad sólo existía en mi mente, que no tenía que hacer ni dejar de hacer nada para ser esa Unidad, para Regresar a mí, al Hogar, porque YA lo estaba.
La verdad del personaje me decía que tenía que volver a ser Amor Incondicional para Regresar a casa. Que hasta que no me amara de esa manera y me sintiera así no sería esa Unidad.
Y así estuve bailando durante bastante tiempo entre esas dos “verdades”.
En la Verdad sentía Paz porque YA era todo perfecto.
En la otra verdad nunca estaba completa. Siempre me faltaba o me sobraba algo. Por eso realizaba tantos talleres, cursos, retiros, prácticas meditativas, etc. Para dejar de tener esa sensación de tara, de vacío, de soledad, de incorrección que surgía de esa verdad.
Hasta que “un día” COMPRENDÍ que no tiene nada que ver la Unidad con el personaje. Que una cosa es que el personaje aprenda a amarse a sí mismo y otra cosa, que nada tiene que ver con “sí mismo”, es la Unidad, el Hogar. En la que YA estamos. LO que YA somos, independientemente de que el personaje se ame o no.
Estaba mezclando “verdades”. Y la ignorancia de esa mezcla (que no la mezcla en sí) me generaba un conflicto interno que acabó en un “caos mental”, en una Noche Oscura del Alma que tras atravesarla me hizo salir con esa COMPRENSIÓN, con esa diferenciación entre lo que es una cosa y lo que es la otra.
Entre lo que es el personaje de la película y su realidad y lo que SOY en Realidad.
El personaje que creemos ser (incluida el alma individual) no puede llegar mediante ninguna “acción” a la UNIDAD porque esa Unidad ya ES. Creer que el personaje de una película puede llegar a ser el actor como tal, “arreglándose”, amándose o estudiándose es una utopía. Porque el personaje no puede salirse de la película y el actor está fuera de ella.
Creer que no estás en casa es sólo una Ilusión de ese personaje que, a su vez, genera la ilusión del camino-proceso-evolución (con sus herramientas y creencias) de Regresar a ti, al Hogar.
¿Sabes por qué la Verdad está en el Silencio? Porque el Silencio no dice nada. Y al no decir nada, no separa ni dualiza la Realidad.
El Ojo de Horus no es el izquierdo. Ése es una parte que simboliza “algo”. Pero la UNIDAD, el Uno, “Lo que Es”, son los dos juntos. Las dos partes Unidas dejando de ser “partes”.
Eso es lo que somos “fuera” de ese personaje que nos creemos ser y que se cree separado de Lo que Es.
Es una cuestión de CÓMO miras la realidad.
Si miras tu cuerpo y ves una mano, un brazo, una pierna, un ojo… estarás viendo en modo separación. Te creerás que la mano no tiene nada que ver con el brazo cuando es todo UNO. Es una única piel que estamos PERCIBIENDO como separada. Es una Ilusión. Y da igual que esa mano sea más delgada o más gorda o más blanca o más morena (o se ame más o menos). La mano (que no existe como tal, sólo le hemos dado ese nombre a una parte del cuerpo) YA está en casa. Ya ES ese TODO, ese Uno, esa Unidad, ese Hogar.
Es tan sólo un cambio de VISIÓN. En lugar de mirar a un árbol y verlo en “partes” lo ves como un todo. Lo SABES como un Todo. Y no sientes que le falte nada.
Si miras al árbol y sólo ves las ramas, sentirás que le falta “algo”. Pero no es que esté incompleto, es que tu personaje está poniendo sólo su atención, su mirada, en una parte.
Eso es lo que hacemos con la Unidad que ya Somos. Mirarla por partes. Y al mirarla así, la separamos y creamos la sensación de carencia. Pero no está/estamos separados, sólo nos lo CREEMOS.
Da igual que ames o no ames, da igual que comprendas o no comprendas. Ya estás donde tienes que estar. Ya eres lo que Eres.
El personaje es irrelevante. Tú no eres ni el personaje ni la película, aunque también esté incluida en la Realidad.
Al final, todo se basa en la siguiente pregunta:
– ¿Quién crees que eres?
Porque si te identificas con el personaje y sus creencias (espirituales o no espirituales), no podrás VER la Verdad y la UNIDAD que ya eres. Que siempre Es y está Aquí y Ahora. No mañana ni en otra vida.
Si estás navegando entre esas dos verdades, te invito a que PARES y las sientas en Silencio. Una te provocará incomodidad (aunque sea muy sutil), malestar, dolor. La otra, PAZ.
Llega un momento en el que tienes que “apostar” por una de ellas porque sólo una es VERDAD. La otra, forma parte de una ilusión.
Recuerda:
Que COMPRENDAS lo que Eres en Realidad no significa que el personaje, con sus gustos, sus heridas, sus emociones, sus inseguridades, su vulnerabilidad y su personalidad, desaparezca.
Lo único que sucede es que dejas de BUSCAR, de querer cambiarte a ti y al Mundo, y de CREER que tienes algún “sitio” al que Regresar para que la Vida, tu vida, merezca la pena. Para que SEAS completa.
Dejas de tener propósitos, misiones, objetivos que habitan en un futuro (por muy amorosos que sean…) y simplemente (te) vives lo que experimentas en cada Instante. Sabiendo que las interpretaciones que hace tu personaje, tu mente, de lo que (te) sucede no son Verdad.
La Realidad es neutra. Los pensamientos son neutros. Las emociones son neutras.
Ni bueno ni malo. Ni positivo ni negativo. Ni iluminado ni no iluminado. Ni derecho ni izquierdo.
UNO.
Enma Vázquez