“La vida es ahora.
El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida.
No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás”.
(Eckhart Tolle)
Acabo de terminar el tiempo de meditación. Hoy me he apoyado en la meditación que me pasó una compañera sobre una ballena. Es una meditación de Cristina Acebrón, que a ella le gustó.
Se trata de una meditación guiada que te ubica en el interior de una ballena. Una voz cálida y una música acogedora te van empujando con suavidad hacia ese lugar.
La he empleado porque ya llevaba unos días en los que no conseguía calmar la mente: el mono que vive en ella no paraba de saltar de un pensamiento a otro. Necesitaba dejar la mente, abandonarla, buscando el espacio de la atención.
Poco a poco me ha llevado al vientre de la ballena: allí las sensaciones son de recogimiento, de silencio, de reposo, sintiendo el vaivén de su cuerpo, acunado como un bebé.
El sonido de fondo es el canto de la ballena que me va centrando, poco a poco.
Con mucha humildad me voy abandonando. A la vez me siento protegido.
Mientras escribo estas líneas sigo obnubilado por lo que he experimentado.
Tal vez habrá sido lo que he oído a otras personas. ¿El vacío? No lo sé.
El cuerpo ya no es, parece que se ha diluido, no está. Casi no es preciso respirar, necesito muy poco aire. Mi naturaleza es el vacío.
Un inmenso estado de paz, de sosiego, preside ese mar de silencio en el que estoy inmerso.
No necesito nada, no soy nada, solo Soy.
No hay deseos, no hay pensares, no hay nada que soltar.
Me siento pequeño y a la vez estoy en todo, sintiéndome todo. Todo en Uno.
Siento que soy Vida. Consciencia creada en algo material.
Me cuesta decir adiós a este estado, a este instante minúsculo, sencillo pero a la vez eterno.
Es lo único que hay, es todo lo que hay. La meditación termina y mi despedida es Namasté, gracias Vida por este bello instante.
Samuel