Es el título del libro más conocido de Farid Uddin Attar, místico sufí persa del siglo XII. Nos lo comentó Joxe Arregi este verano en una de sus charlas sobre el camino como metáfora de la no-dualidad y me gustaría compartir parte de lo que aquella tarde nos transmitió, mediante este breve resumen de su charla.
El libro cuenta el largo viaje de los pájaros hacia una montaña, allá por el Cáucaso. Para poder captar su sentido hay que decir que en la tradición islámica el pájaro es imagen, prototipo o símbolo del camino espiritual y que la abubilla representa al líder.
Pues bien, un buen día la abubilla organiza una conferencia mundial de todos los pájaros, reuniendo a unos 100.000, y les propone iniciar un largo viaje a la montaña donde vive el rey de todos los pájaros, que se llama Simor. La mayoría de ellos se echa atrás, con mil objeciones y excusas, pero hay una buena porción que se pone en camino, no sin plantear un montón de objeciones y dudas al respecto. Los que iniciaron el viaje se convirtieron en sus propios amigos y a la vez enemigos de sí, porque cada cual es prisionero de sus ilusiones.
Para llegar a la montaña tienen que atravesar 7 valles: el valle de la búsqueda, el valle del amor sin límites, el valle del conocimiento, el valle de la independencia (de la libertad), el valle de la pura unidad, el valle del vértigo del enamoramiento que priva de toda certeza y, finalmente, el valle de la pobreza y la muerte (el olvido de sí), valle más allá del cual no se puede avanzar.
Viajan, mientras pueden, durante años y años por montañas y valles. Por el camino, una parte va desistiendo a medida que avanzan, debido a las dificultades. Al final, solamente llegan 30 pájaros. Y los que llegan, llegan sin plumas ni alas, sin nada, privados de sí y de todo (esto es la muerte; en el último valle han tenido que perder todo). Y entonces, justamente cuando están completamente libres de todo (pero sin nada), cuando están completamente en paz consigo y con todo, es entonces cuando se encuentran por fin con Simor, cuando pueden ver su rostro.
¿Sabéis qué significa Simor en Persa? Curiosamente “si-mor” significa 30 pájaros, de modo que a quien buscaban era a 30 pájaros. Conocieron, a la vez, su propio ser y a Simor. Se dieron cuenta de que Simor y ellos eran el mismo y único ser. Cuando se hallan despojados de todo, entonces se encuentran…
Es un lenguaje exigente pero, sea la tradición que sea, al final todos los grandes maestros que han recorrido el camino descubren y realizan que hay que despojarse de todo, dejarse arrancar una a una todas las plumas, hasta la alas, para poder encontrarse. Esto da miedo decirlo, porque estamos muy lejos de eso, pero de alguna forma intuimos que es así.
Entonces, comenta el autor, las aves se perdieron a sí mismas para siempre en el Simor, la sombra se perdió en el sol. Pero ¿qué le pasa a la sombra cuando se pierde en el sol? ¿Acaso pierde algo? No pierde nada, se convierte en luz. La sombra es lo que queda todavía por iluminar; cuando llega el sol la ilumina, se pierde y es entonces cuando llega a ser luz.
Es lo que sucede en el camino, no ya “espiritual”, sino en el camino de toda vida que quiera realizarse en plenitud. Y esto no es una perspectiva ascética, sino un camino de liberación. Porque el camino de liberación exige no crearse una máscara, un sistema de ilusiones o un sistema de creencias, de satisfacciones propias, no; la satisfacción profunda llegará por la libertad profunda. Y ésta sólo se puede adquirir cuando nos liberamos de todo, sobre todo cuando nos liberamos de nosotras o nosotros mismos. Es la lección de este lenguaje de los pájaros de la tradición sufí persa.
Veamos, además, algunas otras enseñanzas que nos deja:
1.- Como los pájaros, estamos de camino hacia nuestro propio ser, o de camino a lo que somos. No hemos llegado, ni hace falta que lleguemos a ningún lado porque esa meta está en mí, en ti. El camino de lo que somos es el camino a esa realidad profunda, esa verdad última que llamamos Infinito, Misterio, Dios, Todo, Fuente… Esa profunda perspectiva de que no somos dos, tampoco uno en el sentido de cifra contable; no somos ni uno ni dos, somos el Fondo, una misma Realidad.
2.- Librarnos de lo que no somos para ser lo que realmente somos. Ese camino no se puede recorrer a base de puños, de voluntarismo, de proponérselo, no. Si nos lo proponemos nunca recorreremos ese camino. Tenemos que liberarnos de todos los objetivos, del apego al logro, a la consecución, a las metas.
3.- Liberarnos también de la fe y de la incredulidad. Esto tiene mucha actualidad hoy. Estamos viviendo un cambio de era en la que la espiritualidad está llamada a ir más allá de todos los credos, de todas las instituciones, de todas las creencias… ya que son mediaciones para llegar a Simor. Más allá de la creencia y de la increencia, en tanto que son constructos nuestros, es decir, son nuestro ego.
Bonita y profunda metáfora la que nos deja este místico sufí que vivió en Persia, la actual Irán, hace nada menos que 9 siglos. Gracias, Farid Uddin Attar por compartir tu camino a través de esta obra tan bella. Y gracias Joxe por actualizarla y ayudarnos a comprenderla, a disfrutarla.
Mikel
Enlaces:
Versión cuento, “El lenguaje de los pájaros”