Inicio > Blog > SOLO O (BIEN) ACOMPAÑADO (Jon Ander)

SOLO O (BIEN) ACOMPAÑADO (Jon Ander)

“Más vale solo que mal acompañado” . Pero ¿y si fuera bien acompañado o acompañada?

Es algo que hemos discutido con frecuencia en nuestro grupo:

Para avanzar en el camino espiritual, en el silencio, meditación y compromiso, ¿es conveniente o necesario contar con un maestro o maestra que te guíe y/o acompañe?

Y más: ¿puede un grupo hacer estas funciones?

¿Y dónde queda la libertad personal?

Algunas personas de nuestro entorno han contado con la ayuda de alguien que se supone iba por delante y que tenía capacidad de orientar a los demás. Normalmente un cura. En unos casos la experiencia ha resultado positiva, hay que reconocerlo, pero en otros, todo lo contrario.

También es cierto que en la medida en que hemos ido saliendo de lo “religioso” hemos ido rechazando eso que se llamaba “dirección espiritual”.

Pero precisamente en ese nuevo camino se siente un cierto vértigo, un sentimiento de orfandad, un miedo a la libertad. Y ello te hace volver la vista alrededor y preguntar ¿hay alguien? O mejor ¿hay alguien más? Alguien que pueda compartir los nuevos sentimientos, intuiciones, emociones, cimas y llanos de nuestro ánimo. Para las ideas ya tenemos mil libros, artículos, videos…

Y así vuelta a la pregunta: ¿mejor acompañado?

En una entrevista a Mónica Cavallé encontré una respuesta. Puedes verla en tres minutos y medio pinchando aquí:  Maestro y acompañamiento.

Mónica nos dice que, aunque el camino de cada cual es singular, hacen falta espejos que nos ayuden en el autoconocimiento, al menos en ciertas etapas del camino.

Esos espejos suelen ser los maestros o “hermanos mayores”. Han de respetar nuestra singularidad  y no forjar dependencias.  Nos deben remitir a nuestra fuerza y a nuestra propia luz.

Pero lo que me parece más interesante es cuando afirma que no ha ser necesariamente una persona quien nos acompañe. Pueden ser varias y, atención, el acompañamiento puede ser mutuo. Espejos unos de otros.

Apunta Mónica su experiencia positiva y afirma que la Verdad se alumbra con mayor facilidad cuando dos o tres se reúnen en su nombre, indagando juntos, dialogando, retornando imágenes. Dice que pasan cosas poderosas.

Lo ve como una nueva fórmula de acompañamiento en la tarea del autoconocimiento (¿quién soy yo?) en contextos filosóficos, sapienciales o espirituales.

Nuestro grupo, modestamente, quiere responder a este planteamiento. Afirmamos que en el grupo que comparte se vislumbra crecimiento y madurez espiritual.

Siempre hemos creído que la realización de la persona se hace en comunidad. También la realización espiritual.

Otros frutos, como la estima y el amor que nos profesamos, la ayuda mutua, la confianza, el sentido de Unidad en el Ser Uno que somos, deben ser la añadidura.

¿Y la libertad? Siempre la libertad. La que nos han negado en años, la que nos hemos hipotecado o secuestrado mutuamente. La libertad es el aire que respira la Vida.

                Jon Ander

 

Si quieres ver la entrevista completa, pincha en:

Mónica Cavallé. La raíz sapiencial de la filosofía