¿Hay alguna diferencia entre el Ser y el yo?
Muchos creerán que sí, pero desde el punto de vista holístico del despertar espiritual y desde la visión del principio de unidad que proporciona la hermosa revelación, descubrimos que no hay diferencia alguna. Este universo es Maya, ilusión, lo que significa que todo lo que usted conciba como real, separado, independiente, etc. es solo una apariencia de Maya; pero aún más interesante, no hay nada que pueda existir en este universo fuera del Ser.
– Pero para comprender esto, debemos indagar en el motivo holístico, en la naturaleza de la transformación y cómo éste se revela como “Unidad”. –
“El despertar espiritual” es un recogimiento hermoso de la comprensión infinita y holística de la gran verdad. Esta hermosa y profunda verdad revela que todo lo que existe en este universo no está en absoluto separado; por ende, incluso la existencia de un yo independiente debe ser puesta en duda por todo buscador que se precie y quiera encontrar la unidad en medio de la gran diversidad.
La cultura espiritual actual no parte de la premisa de la Unidad Total y absoluta, sino que parte de la creencia en la separación. ¿Qué significa esto? Pues que damos por hecho la existencia de “yoes” autónomos y separados y ese hecho altera el juego del estudiante, que ya se coloca en la casilla de salida en una búsqueda espiritual,que es en realidad un engaño del yo separado.
En la búsqueda espiritual y por la naturaleza de la separación, prácticamente todos los estudiantes de la realización parten del principio básico de que existe un “yo” que quiere encontrar la verdad. Por supuesto, si partimos de la idea de que existe un yo separado, debe existir también su disolución. Sin embargo, desde mi punto de vista, y ya que todo es una presunción de una existencia relativa, eliminar la idea de que existe un yo puede producir la mayor revelación, porque en realidad mi vivencia del despertar espiritual es justamente la disolución de este yo; y la idea de este yo debe ser, por supuesto. iluminada.
Entendemos, pues, el camino espiritual como una disolución.
Para verlo de una manera holística, la disolución implica que todo el producto del intelecto y de la información sea transparentado por la dimensión espiritual. Esta es realmente una experiencia directa en el espacio del ser y no una idea o producto basado en la cognición o el sentido de lo personal. Dicho de otro modo, para que lo entendamos: cuando sabes que no hay yo, y esto puede verse muy fácil, pierde el sentido el camino, la transformación o el logro. También cae, por observación directa, la existencia del yo y la búsqueda espiritual llega a su fin. Como nuestras creencias están apoyadas por el proceso de los pensamientos, la sensación de separación se vale de ellos y genera a través del intelecto la idea de que los yoes son reales. La clave está en observar directamente si el “yo” existe o es consistente. Y dicha observación debe hacerse en una visión totalmente lúcida y transparentada en la dimensión espiritual.
La visión de la que hablo es una comunicación directa con lo atemporal y absoluto, y en ese justo momento no puede concebirse o conocerse ningún sentido de yo personal. Veamos entonces que el yo personal es creado como una experiencia cognitiva, una ilusión basada en la imaginación de que realmente existe un objeto separado de la totalidad que se concibe asimismo como un “yo” con el nombre de “Jaime o Ana”.
Por tanto, llegamos a la conclusión de que la búsqueda de la disolución del “yo” existe porque hay un yo, y solo un “yo” podría creer que hay que disolverlo. No estoy hablando de una teoría, ¡no!, y no estoy hablando por hablar, no hablo de segunda mano, esto lo sé en mi propio corazón. Cuando un estudiante tiene la experiencia de la invitación a la infinitud, él también puede darse cuenta de que no hay yo, y puede conocer el inmenso espacio de conciencia y Ser en el que los “yoes” solo son meras apariencias. Repito, esto no es una teoría filosófica o algo que el ser humano imagina; esto es una vivencia clara y lúcida que puede conocer todo aquél que se expanda en su propio Ser.
Voy a dar por hecho, al menos para aclarar algunos puntos, que leyendo este texto filosófico usted no lo entiende o puede inducir a error o quizás no se comprende absolutamente, y por ello voy a intentar explicarlo de una manera más social y más cercana.
En resumen, lo que quiero decir es que en la experiencia directa en el ahora, cuando nos detenemos a observar los procesos de pensamientos y creencias vemos desde el observador pensamientos surgir y, ello nos revela la naturaleza de las apariencias de la conciencia. O, dicho de otra forma, vemos procesos de pensamientos en los que estos procesos parecen hablar como si la existencia del “yo” fuera real; pero si observamos con cuidado y con discernimiento terminamos viendo con claridad que no lo es. Por tanto, llegamos a descubrir que, en realidad, lo que conocemos como experiencia del yo es una formulación de la conciencia y como tal es conciencia. Sí, pero… con su etiqueta de apariencia.
Repito, usted entra en la observación y descubre cómo lo que surge es apariencia. Así de simple. Pensamientos que brotan sin significado alguno.
Lea atentamente este párrafo: Sería interesante para los estudiantes tener la claridad de experimentar “la apertura” y la “transparencia”, ya que sin estas visiones los estudiantes no comprueban por si mismos esta verdad; las entienden psicológicamente y pueden tener algunos atisbos de ello, pero las células despiertas no son activadas y el discernimiento y la claridad no es completo.
Por tanto, todo lo que conocemos dentro de nuestra experiencia como observadores de ella, y tras una larga investigación y disolución (transparentación), vemos con claridad que es simplemente un juego del Ser. Así que regresemos de nuevo a la cuestión. ¿Hay alguna diferencia entre yo y el Ser? En lo que respecta a su naturaleza, no; ninguna, porque no hay yo y porque todo surge en el Ser. Es por este motivo por el cual matizo en este texto una de las claves más importantes de la disolución que puede llevarnos a la realización. ¿Cuál es esta clave, Sergio? Quizá te hagas esta pregunta, pues es muy simple; debemos empezar dándonos cuenta, cuando hablamos como si existiera un “yo” independiente, que esta afirmación y creencia es un error: no hay yo, como tampoco hay individuo separado de la Totalidad.
Miren, prácticamente toda la sociedad espiritual parte de este error básico de separación, todos parten desde la existencia del yo y después emprenden el camino hacia la realización en busca de su disolución. Los maestros hablan a sus estudiantes como si la existencia de un yo fuera una realidad. ¿Cómo es posible esto? Si supuestamente los maestros han trascendido a su propio yo y ven que no hay “nadie en la experiencia”, ¿cómo pueden hablar a ese alguien sobre un camino de nadie? Indaga en esta cuestión. Inmensidad espacio y amor.
Sergio Noguerón
Tomado de https://sergionogueron.com/hay-alguna-diferencia-entre-el-ser-y-el-yo/