El pasado lunes día 10 nos visitó en la Biblioteca de Navarra Juan Manuel Palma para impartir su conferencia, que cierra el ciclo de Espiritualidad y Liberación desarrollado en las últimas cinco semanas.
Juan Manuel es un hombre comprometido con la causa de las víctimas, especialmente las migrantes, que sufren la opresión de todo tipo que se ejerce sobre ellas por parte de quienes buscan defender las fronteras que consagran la división del mundo en ricos y pobres.
Juan Manuel habla de lo que ha experimentado, tanto por su formación intelectual como por su compromiso con los migrantes, reducidos a víctimas, a partir de su metanoia personal en el voluntariado que llevó a cabo, junto a las Vedrunas, en Ceuta.
Juan Manuel es coordinador e inspirador de la asociación Espacios Berakah, una asociación que aúna acogida y espiritualidad, y que lleva a cabo varias iniciativas en Sevilla. En su web https://www.espaciosberakah.com/ nos dicen, entre otra mucha información:
“Aunque somos estatutariamente aconfesionales, no desdeñamos la diversidad religiosa o arreligiosa de la gente que se acerca a nuestros espacios y momentos o que vive entre nosotr@s. Cuidamos esta dimensión, pero vamos más allá de ella, en busca de esa fuente originaria que está más allá de credos. Cuidamos lo interreligioso para llegar a lo transreligioso.”
Juan Manuel es autor de “Espiritualidad en las fronteras”, publicado en 2016 en Punto Rojo y del que podemos ver su ficha en https://puntorojolibros.com/Espiritualidad-en-las-fronteras.htm
La conferencia fue densa, matizada, bien trabajada. Requiere de una reflexión pausada sobre su contenido para sacarle todo el jugo que contiene.
Parte de una afirmación básica y central para su discurso: “Todos somos víctimas y perpetradores o victimarios”. Esta afirmación no solamente es una realidad social, todas y todos formamos parte de ambos grupos sociales, sino que es también una realidad en nuestro interior. Deshacer, superar esta dicotomía, no solamente nos llevará a una sociedad más justa y pacífica, sino que transformará nuestra profundidad. Para José Manuel, es en la espiritualidad y la mística donde se resuelve esta dualidad.
El camino que recorre utiliza imágenes muy sugerentes, como nombrar, ver y mirar, recordar, memoria… la herida que es nuestra, de cada una, de cada uno, y que es lugar de luz…
Asume la tradición cristiana como telón de fondo o trasluz de sus palabras por ser, afirma, la que mejor conoce y la que mejor centra y formula el sufrimiento humano, tanto en el sentido de la Cruz como en el de la Pascua, concepto central. La parábola del Buen samaritano deja traslucir el descubrimiento de la víctima, mirada y vista, tanto como el movimiento compasivo hacia la misma, inicio del movimiento de amor que nos fusiona en el único Ser que somos. También nos acerca al Calvario, a las personas y palabras que se presentan allí. Todo para transparentar el camino hacia lo sagrado.
No es un camino intimista. Una frase centra el tema: “La mística de los ojos abiertos se complementa con la mística de los ojos cerrados, y al revés”. Es decir, hay un camino, una transferencia del mundo personal al mundo social, de la herida que somos a la herida que se abre inconmensurable en nuestro mundo.
Enfrenta sin miedo el silencio de Dios, la posibilidad de la espiritualidad después de Auschwitz, la sed primordial, el sufrimiento que revela lo sagrado (“Todo está aquí”).
La cruz, el perdón, la compasión para con los perpetradores, la reconciliación como excelencia espiritual.
Son muchos los conceptos e imágenes que descubrimos en un primer contacto con el contenido de la conferencia.
Completará este momento con una referencia, muy reducida por la falta de tiempo, a Etty Hillesum, cuya historia ya conocemos y que él denomina como una víctima sin rabia. Cita varios textos de Etty, pero uno resume bien lo dicho hasta aquí:
“El sentido pleno sólo puede brotar de una mirada plena, una mirada omniabarcante que trasciende lo particular para ver lo global. El ser capaz de realizar esta mirada amplia, cuando son las propias circunstancias las que están impregnadas de un daño infligido, es estar en ese grado de excelencia espiritual que ya muchos quisiéramos…”
Para seguir mejor la conferencia, transcribimos sus conclusiones que amablemente nos ha facilitado Juan Manuel. Son las siguientes:
Conclusiones
- Ver a las víctimas.
- Recordar a las víctimas. Memoria passionis. Para hoy, me parece nuclear la función de la memoria en el proceso de reconciliación de las vidas y como medio de resistencia en la adversidad.
- Dejarnos mover a compasión. La acción por las víctimas, la liberación de las víctimas.
- Ver a los perpetradores.
- Dejarnos mover a compasión por los perpetradores. La acción por ellos.
- Reconocer nuestra parte victimaria y nuestra parte verduga.
- Reconciliar en nosotras y en nosotros ambas partes y trabajar por la reconciliación de víctimas y perpetradores. El encuentro. Decíamos que todas y todos somos víctimas y perpetradores, y que en la reconciliación en nosotros de esa aparente dualidad se iba a producir un mayor nivel de comprensión, de consciencia y, por tanto, de compasión, de autocompasión madura por nuestra parte víctima y por nuestra parte de verdugos, y de compasión tanto con las víctimas como con los perpetradores. La comprensión alcanzada desde la vivencia de la espiritualidad te lleva a la reconciliación.
- El paso a una dimensión nueva en la que no hay víctimas ni perpetradores, sino unidad en el amor. La mística. La excelencia espiritual.
Y finalmente nos trae un texto de Melloni, su amigo y maestro:
“Una reconciliación y un perdón no solo dirigidos a los agresores de la propia biografía sino también a los agresores de la biografía de la humanidad. Pertenece a la mística llegar a poder percibir que todos somos verdugos y víctimas, que no hay un nosotros y ellos, sino un único nosotros. Esta percepción no desresponsabiliza a nadie ni justifica nada, sino que, al contrario, hace más corresponsable.”
Tras la conferencia y una breve meditación, surgieron varias preguntas. Hemos de reconocer que el tema es muy amplio y que creaba fuertes expectativas en nuestra tierra navarra, tan marcada tanto por la memoria de la guerra y la dictadura como por los años de hierro aún recientes. La utilización políitica del sufrimiento y de las memorias sigue siendo muy fuerte. Quizá por ello echamos en falta la armonización, en el capítulo de “ojos abiertos”, de conceptos como verdad, justicia, reparación, garantizar la no-repetición, etc. Juan Manuel los presupone y los tiene bien presentes, pero quizá quedan poco enfatizados.
En otros momentos se dialoga sobre el concepto mismo de perdón, concepto que necesita una profunda revisión en el imaginario colectivo. Y también se discute si el cristianismo ofrece una explicación al sufrimiento humano más allá de sus propias creencias o de su relato teologizado. En este mismo orden de cosas habría que dar muchas vueltas al concepto de “sagrado”.
Ya se ve que unos y otras estuvimos atentos e interesadas a cuanto nos contó Juan Manuel. Y que nos aportó una visión muy fundamental y muy seria al tema que nos ocupa.
Es muy fácil seguir nuestra vida happy, superfeliz como se dice ahora, olvidándonos de las víctimas pasadas, presentes y futuras, de cuyo sufrimiento todas y todos somos participes como víctimas o como perpetradores.
Personas como Juan Manuel, organizaciones como Berakah, nos acercan a todo ello, nos hacen imposible olvidarnos.
Juan Manuel es la voz de las pateras, de los cadáveres sembrados en nuestro querido mar, de las niñas y niños abandonados, de los CIES, de los campamentos de refugiados, de los marginados…
Es la voz de las sin voz, sin idioma inteligible para nuestra sociedad del bienestar.
Gracias, José Manuel, por venir, por hablar. No te extrañe que no te entendamos del todo. Tú sabes de qué hablas.
Espiritualidad Pamplona-iruña