Este breve ensayo, casi perfecto, redactado por una jovencísima Simone
Weil en 1934, no vio la luz hasta que Albert Camus lo incluyó como pieza
fundamental en la antología Oppression et liberté de 1955.
Weil en 1934, no vio la luz hasta que Albert Camus lo incluyó como pieza
fundamental en la antología Oppression et liberté de 1955.