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LA PLENITUD ES PUNTO DE PARTIDA, META Y CAMINO (Mikel)

Este es el sugerente título de la charla que ha dado Fray Marcos en la Escuela de Formación de Fe Adulta, la cuarta si no me equivoco ya que es un hombre que se prodiga muy poco en actos públicos. Por eso la traigo a colación, por lo poco frecuente que es poder verle y oírle transmitiendo esa experiencia de vida acumulada a lo largo de sus 81 primaveras.

Hace un par de años tuve la oportunidad de conocer personalmente a este entrañable dominico que, a pesar de su juventud acumulada, no cesa de compartir su visión no dual de la vida con las más de 30.000 personas que semanalmente leen sus comentarios sobre el evangelio. Lo conocí en Parquelagos (Galapagar, a 34 km. de Madrid), donde vive con su comunidad desde hace 40 años y de donde apenas sale. Por eso, como se deja ver tan poco, me ha parecido una oportunidad y un lujo poder compartir lo fundamental de esta charla que me ha encantado.

Ya, para empezar, me inspira mucha confianza esa pretensión suya de no ser maestro de nada ni de nadie, cuando dice al comienzo que lo que importa de lo que dice es lo que queda después de habernos olvidado lo que ha dicho. Nos remite a nuestro maestro interior: no importa lo que él diga sino lo que surja en nuestro interior si lo que dice nos inspira o nos sugiere algo.

Aunque la charla está dirigida a un grupo que proviene de nuestra tradición religiosa, el contenido va encaminado a rescatar la espiritualidad (que él llama religiosidad) de la religión, y a descubrir el verdadero ser frente al falso yo. Por eso dice que hoy se habla de Plenitud en vez de utilizar otros conceptos religiosos que nos han acompañado durante siglos, porque tenemos una visión del mundo, del hombre y de Dios completamente distinta.

Comenta que, para explicar la realidad, el ser humano ha pasado por muchas etapas: el conocimiento arcaico, el pensamiento mágico, el pensamiento mítico, el pensamiento lógico, el conocimiento científico y, finalmente, estamos dando un paso hacia un pensamiento que todavía no tiene nombre pero que podríamos expresar como pensamiento Transpersonal, No dual, Intuitivo…

Una de las claves de esta nueva manera de entender la espiritualidad es que no hemos descubierto que, a pesar de las muchas limitaciones, nuestra plenitud es posible.

El punto de partida, según él, es que nuestra razón no tiene otra manera de comprender el mundo más que metiéndolo en el tiempo y en el espacio, con los que intenta explicar la realidad; y nos hace creer que lo consigue. Esa es la trampa. La trampa no es que tengamos un yo, que responde a nuestra racionalidad. Esa racionalidad y ese yo son buenos. La trampa está en dar valor absoluto a la razón y olvidarnos de que nuestro verdadero ser está en otro plano, más allá del tiempo y del espacio. Las exigencias de mi verdadero ser no coinciden con las de mi falso yo; ese ego es positivo, hay que integrarlo, no hay que luchar para que desaparezca porque siempre va a estar ahí. Lo que hay que hacer es descubrir el valor que tiene e integrarlo en nuestra totalidad. Y no creer que ese yo es mi totalidad. Ahí está la trampa.

Continúa diciendo que cuando se habla de vivir el aquí y el ahora, es decir, salir del tiempo y del espacio, ver todo de una vez, quiere decir que nuestro verdadero ser está más allá del tiempo y del espacio y que, por tanto, en ese verdadero ser no tiene que suceder nada ya que todo lo que sucede está en mi falso yo. Por eso, en mi verdadero ser no tengo que conseguir nada. Esta frase anula la exigencia que habitualmente se deriva de la espiritualidad tradicional: tengo que, tengo que…

De ahí que la Plenitud sea punto de partida, camino y meta. Somos todo a la vez. No hay que hacer ningún proceso en nuestro verdadero ser; ya hemos llegado a la meta desde el momento en que empezamos. Y todo el camino no es más que ir descubriendo esa meta que ya está en nosotros.

Sugerente, evocador, gratificante, liberador… Nada más que con esto a mí ya me bastaría.

A partir de aquí dedica la charla a contestar estos interrogantes: Si entráramos en esta dinámica ¿qué consecuencias tendría nuestra vida? ¿Qué notarían las y los demás? ¿Qué notaría yo mismo? Apunto brevemente sus respuestas:

1.- La unidad, la identificación con todo. Nos daría una paz perpetua, continuada, sin sobresaltos. No tengo nada que alcanzar, ¿qué voy a temer? No me van a poder quitar nada, tampoco tengo nada que temer.

2.- La homeopatía psicológica, social y medioambiental. La naturaleza es la que es, la sociedad es la que es, y yo me encuentro aceptándolo todo como es, en una homeopatía absoluta y total. No echo en falta nada, lo que tengo me permite llegar a mi ser, mi ser lo ocupa todo, lo soy todo, no me falta nada.

3.- Desaparece todo miedo y toda ansiedad. El miedo es siempre o a perder algo que tengo o a no conseguir aquello que deseo. Si estoy en mi verdadero ser, no voy a perder nada de mi verdadero ser y, por lo tanto, no tengo que tener miedo a nada. Tampoco tengo que conseguir nada, luego tampoco tengo miedo a no conseguirlo: ya lo tengo.

4.- Me capacita para entender toda religiosidad (espiritualidad). Cuando encontremos nuestro verdadero ser nos sentiremos identificados con el verdadero mensaje de toda religiosidad, de toda religión. Y, lo exprese como lo exprese, lo comprenderemos. Porque lo que consigue mi verdadero ser es superar toda dualidad.

5.- Superaríamos toda idolatría. Todos somos idólatras, necesitamos un ídolo. Y nuestro Dios es un ídolo, hecho a nuestra medida. Pero si yo comprendo que Dios no es un ser que está aquí o que está allí, no lo necesito. Estoy, soy, no hay más, no podemos ir más allá. Todo, absolutamente todo, está integrado.

6.- Desde mi verdadero ser no necesito ni juzgar a nadie ni juzgarme a mí mismo. Aquí se demuestra lo que nos falta, que todavía no hemos llegado. Estamos todos los días juzgando a los demás. Y, lo que es peor, juzgándonos a nosotras y nosotros mismos. No necesito hacer nada, ni dejar de hacer nada.

7.- Desaparecería toda programación. Si estamos en nuestro verdadero ser, no necesitamos programación ninguna, solo ser en cada momento lo que somos. La única manera de ser auténtico es ser lo que soy. No necesito fundamentar, apoyar, potenciar mi falso yo porque el verdadero nadie puede disminuírmelo; y ni yo mismo puedo hacerlo crecer, ya está ahí, ya lo soy todo.

8.- En ningún momento de nuestra vida futura estaremos en mejores condiciones para descubrir nuestro verdadero ser. Nunca. Si no lo descubrimos ahora es porque no nos da la gana, porque no ponemos toda la carne en el asador, porque estamos ofuscadas, ofuscados con nuestro verdadero ser. Pero absolutamente nada de lo que suceda mañana va a aportarnos algo en orden a nuestro verdadero ser. Luego aquí y ahora podemos dar el chispazo y sentirnos en plenitud, es decir, salvadas, salvados. Nadie tiene que salvarnos de nada, nadie tiene que aportarnos nada. Lo somos todo en este instante.

¡Qué lucidez, qué experiencia de vida tan profunda! Con qué sencillez nos habla de la Plenitud de lo que es y de lo que somos. Y esto es así porque la ha experimentado, porque la ha saboreado; desde su tradición religiosa pero más allá de cualquier formulación religiosa o no religiosa porque las trasciende.

Así en el diálogo posterior responde, desde la no dualidad y la transpersonalidad, las cuestiones que le plantean sobre Dios, el cristianismo, el budismo, el silencio, el método meditativo, la mística, la resurrección…

Gracias, Fray Marcos, eskerrik asko. Todo un regalo.

Mikel

 

Os dejo los enlaces a la charla por si queréis verla: