Necesitamos, para entender este poema, situarlo en la época y en la pertenencia literaria de su autor: Walt Whitman (1819-1892), poeta estadounidense perteneciente al movimiento poético del Trascendentalismo, consistente en un movimiento filosófico, religioso, político y literario que floreció en el siglo XIX.
Comenzó como movimiento de reforma dentro de la Iglesia Unitaria, que procuraba extender la aplicación del pensamiento de William Ellery sobre el Dios interior y la significación del pensamiento intuitivo. Los estudiantes de Harvard previeron el peligro que se cernía en torno de su Iglesia.
El pensamiento Trascendental era considerado una vía intuitiva basada en la capacidad de la conciencia individual, sin necesidad de milagros, jerarquías religiosas ni mediaciones. El idealismo Trascendental como base a su metafísica del Yo y el No-Yo (en palabras de Fitche, un seguidor).
Sostenía la unidad del mundo, su inmanencia y de Dios. El alma de cada individuo es idéntica al alma del mundo y contiene lo que el mundo contiene. En palabras de otro seguidor fiel, Emerson: “Una relación original con el Universo”.
Estos poetas y escritores eran críticos de su Sociedad Contemporánea.
Era un movimiento basado en las teorías del filósofo alemán Kant. A través de la Intuición y Observación directa con las leyes de la Naturaleza se es capaz de entrar en contacto con la energía cósmica, fuente creadora de la vida, identificada como Dios u orden (Deístas) y como Totalidad (Panteístas).
El poema es una narración circular de su libro “Hojas de hierba”. Desde el “yo poético” al Amor a todos los hombres. Aquí van algunos comentarios que me suscita su lectura:
1.- Su lectura, en principio, puede dar la sensación de que lo que se admira y celebra es la actitud de un ególatra en el que su “yo” es lo importante. Puede parecer narcisismo puro y alabanza a sí mismo el decir: “Estoy enamorado de mí mismo, hay tantas cosas en mí, tan deliciosas… todos los instantes, todos los sucesos…” Sin embargo, lo que puede interpretarse es: Soy, somos, más que Ego. “El Amor es el sostén de la Creación. Y quisiera decirte lo que hay en mí y lo que hay en ti… pero no puedo.”
Interpretar el poema como un canto al presente, a lo que la persona Es y a un mundo Nuevo. Un canto a sí mismo según los principios del pensamiento trascendentalista: el alma del individuo es idéntica a la del mundo. “Me celebro y me canto, me entrego al ocio y agasajo mi alma…”. “Clara y pura es mi alma y claro y puro es todo aquello que no es mi alma”.
2.- Nos aportaría la creencia en la trascendencia. Creencia en una realidad Superior, no validada por la experiencia sensorial o por la razón pura. “Voces de interminables generaciones…” “Todos los objetos me traen un mensaje… sé que soy inmortal”.
3.- Asimismo, la unidad de toda la creación. La unión de lo individual y lo universal. La correspondencia entre las leyes naturales y las espirituales. La esencia de las cosas lograda mediante un proceso de contemplación, intuición y éxtasis. “Todos los objetos del universo convergen y manan hacia mí perennemente.”
4.- Otra aportación, el Amor por la Naturaleza característica del movimiento histórico: “El olor de las hojas verdes… la ribera y las rocas marinas, el juego de la luz y de la sombra, la Luna Llena, todos los objetos del Universo… la hormiga, la hoja de hierba…”
5.- Observaríamos en sus versos el principio de Igualdad: “Sé que todos los hombres son mis hermanos, ninguno es más ni menos que yo.” “Creo que una hoja de hierba no es menos que el trabajo realizado por las estrellas, que la hormiga es igualmente perfecta y ninguno es más ni menos que yo”.
6.- La Compasión: “Encarno a todos los marginados y a todos los que sufren.” “Me veo en la cárcel con las facciones de otro hombre y experimento su dolor sordo y constante… soy el esclavo perseguido.”
7.- La importancia de quererse a sí mismo. Éste es, en mi opinión, el hilo conductor del poema, el contenido y el resumen. Lo expresa a lo largo de todo el poema, el amor a sí mismo y a los demás.
Nos recuerda la importancia de despertar la sensación de cercanía y presencia a uno mismo, de abrazarse a uno mismo. Tener presente que, si no te quieres a ti mismo, no puedes/podemos querer a los demás. Nos dice Pablo D’Ors: “Si te abrazas a ti mismo, abrazas al mundo”.
El mensaje sería: desde la Atención, mirarnos y tratarnos con bondad.
Y en el sufrimiento es cuando más necesitamos darnos amor. La Autocompasión o el sentimiento de amor dirigido hacia uno mismo cuando nos encontramos en medio del sufrimiento.
Enrique Martínez Lozano nos expresa esto muy bien y propone, para este cuidado del amor a sí mismo, una herramienta: “La Práctica de amabilidad afectuosa hacia nosotros mismos” en su libro “Crisis, crecimiento y despertar” (pág. 138), así como otras expresiones igualmente destinadas al mismo fin: “Necesito darme amor”, “Soy amable conmigo”. O esta otra: “Ámate tal como estás”, del libro “Presencia” (pág. 27 del mismo autor).
Podríamos desearnos, junto a estos versos abiertos y profundos de Walt Whitman, esta expresión: Que nosotras y nosotros, junto a todos los seres, seamos felices y estemos libres de sufrimiento.
Nora
Poema: “Canto a mí mismo”
Poema en vídeo: «Canto a mí mismo»