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VIII FORO ESPIRITUALIDAD DE LOGROÑO. La dimensión contemplativa del ser humano

A rebosar de asistentes, el sábado 25 comenzó el Foro introducido por la Danza de Bendición a fin de sentirnos en sintonía con la Tierra, con quienes nos acompañábamos, con la humanidad entera y con cada persona en sí misma.

Tras una meditación dirigida por Ana María Lasheras comenzó la ponencia de María Toscano, bien conocida en nuestro entorno, sobre la “Intimidad contemplativa”. Presenta el camino espiritual como la mirada hacia el Dios inmanente y hacia el Dios transcendente, asumiendo la pobreza que nos lleva a desprendernos de nuestra imagen y del apego a nuestro ego.

La mirada interna, sin que lo sepamos, dice, nos dirige al gran misterio. También en la naturaleza, con mirada limpia, podemos orar ante un aspecto del misterio. Pero cuando llegamos al fondo hay que desprenderse de la idea de Dios que nos hemos construido.

Toscano, como auténtica mística, habla de la búsqueda de la unidad en medio de la oscuridad de la noche espiritual y de los claroscuros de su alborada. La persona alcanza así el estado contemplativo.

Admiramos en María su dicción, la emoción que nos trasmite, su profundo conocimiento de personas místicas, filósofas y pensadoras a quienes cita con buena memoria y oportunidad. Más lejos nos sentimos de su religiosidad y su imagen teísta, aunque matizada por la inmanencia de Dios y por la unidad que aparece en el horizonte que propone. Nos chirría que, quizás por edad o costumbre, en su discurso no tenga en cuenta el lenguaje de género.

Tras la pausa, Oriol Teixidor presentó su conferencia sobre “Lo inefable del arte: su dimensión contemplativa”. Desde una laicidad bien despierta nos mostró su primera experiencia contemplativa, una experiencia de “mística salvaje” que en nuestro lenguaje llamaríamos despertar espontáneo, que vivió a sus 19 años frente a una obra de Tàpies en Barcelona.  Describió las características de la vivencia: espontaneidad, inefabilidad, exaltación de las capacidades sensoriales, irracionalidad, pérdida de las nociones espacio-temporales, sentimientos de paz y felicidad grandes y visualización de la Unidad en el Todo, lo que describió como sentimiento oceánico.

En un segundo momento nos mostró cómo situarnos frente a una obra de arte y lo hizo acompañándonos a percibir y sentir la obra presente en el escenario que hasta entonces había estado en “silencio”.

El arte, la belleza, mirar un cuadro son momentos y caminos espirituales, quizá menos recorridos por la mayoría. Todo ello, ponente, tema y presentación, resultó novedoso y despertó gran interés en nuestro grupo.

La tarde se inició con Miguel Ibáñez, discípulo de Willigis Jäger que actualmente dirige el Zendo Silencio vivo de Madrid. Otra voz nueva. Una exposición a caballo entre lo teórico y su vivencia personal, salpicada de ejemplos, cuentos zen y alguna pincelada de humor. Consiguió mantener nuestra atención bien despierta. “Contemplación sin sujeto” es el título que dio a su conferencia. Dividió su exposición en tres apartados: La búsqueda, El discernimiento y Las dificultades del camino.

Algunos titulares de lo que expuso ampliamente:

  • La contemplación no es una meta sino el estado natural en el que nacemos y es el punto de llegada del camino.
  • La experiencia parte de la búsqueda, ¿quién soy yo?
  • Discernimiento de lo que vamos encontrando, ayudándonos de los “maestros y maestras” que son las personas que nos rodean y que actúan como espejos.
  • Despertar para atravesar la superficialidad de la forma y contactar con el Fondo.
  • Las dificultades del camino. El interesante concepto de obediencia y de rendición.
  • La acción de la no-acción. Algo bien intenso.

Todo ello expuesto con una voz sugerente y profunda. Una comunicación novedosa y alejada del discurso zen que hemos oído en otras ocasiones.

Para finalizar dirigió una sencilla meditación, “momento de oro” para algunas personas de nuestro grupo. Siempre hay un momento que te toca, que parece que contiene respuestas que ni siquiera sabes formular.

Un cafecico a toda prisa y a por la última del día. Nos esperaba Ana Gimeno, doctora en psicología, diplomada en teología y licenciada en derecho con muchos años de psicoterapia a sus espaldas. El título “La dimensión contemplativa de la ciencia de la psicología”.

En primer lugar, se centró en el camino recorrido por la psicología hasta reconocer la contemplación en el ser humano, citando a Jung y llegando a la psicología transpersonal citando a Ken Wilber y sus “tres ojos”. Lo siguiente fue desgranar las conclusiones a las que ha llegado la psicología sobre la dimensión contemplativa del ser humano. Algunas pinceladas:

  • Las personas más maduras y formadas son más propensas a recibir experiencias cumbre de transcendencia.
  • Más interesante que las experiencias cumbre, aisladas, son las experiencias “meseta”, más estables, duraderas y a cuidar con esmero.
  • Hay algunas personas que tienen cerrado el ojo del espíritu.
  • El desarrollo de la dimensión contemplativa es beneficioso para la salud mental y general del cuerpo. Peligros, muchos: el narcisismo, por ejemplo.
  • No toda contemplación es sanadora o formadora.
  • Hay que distinguir entre experiencia mística y psicótica.
  • Peligro de utilizar la meditación como medio para evitar los conflictos.
  • Diferentes estilos de vivir una espiritualidad y criterios de discernimiento sobre la contemplación “sana”.
  • Importancia de contar con un grupo de referencia, para contrastar, en el camino espiritual.

El bloque final lo dedicó a presentar los distintos estilos de personalidad y los caminos y las consecuencias que se generan.

Ana, cercana y con gran experiencia.

La tarde se cerró con un concierto de arpa a cargo de Claudia Moreno Fraile acompañada con la voz de su hermana Nerea. No entendemos de vinos, pero éste nos gustó. Precioso.

Cenando ya descubrimos que los vinos de Rioja son buenos todos. Así que había que cenar y cambiar impresiones.

Quizá por eso la mañana del domingo apareció brumosa, pero enseguida Xavier Melloni nos guió en la meditación inicial.

A continuación, su conferencia con el sugestivo título “De aquí a Aquí”.

Preguntó, nos dijo, una vez un discípulo a su maestro que estaba en la otra orilla de río:

¿Cómo se puede pasar al otro lado?

Le respondió el maestro: ¿Cómo? Ya estás allí.

Todo está aquí y ahora aunque tengamos la idea de que vivimos en el exilio.

Nos fue desgranando una serie de pasos o de puertas para pasar de aquí a Aquí. Destacamos:

  • De la cerrazón a la apertura.
  • De la distracción a la atención.
  • De la resistencia a la rendición.
  • De escoger (egocentridad) a acoger.
  • Del saber al no-saber, para ser receptivos de lo que se nos revela.
  • De juzgar a bendecir.
  • De consumir y devorar las cosas a agradecer.
  • Del aislamiento al interser.
  • De la ausencia a la Presencia.

A Melloni le hemos oído en muchas ocasiones. Un auténtico hacedor de puentes.

Y tras el descanso, solamente nos quedaba la mesa redonda de las cinco personas ponentes con Ana María, resumiendo las preguntas y coordinando las respuestas.

En nuestra opinión fue un poquito menos interesante que en otras ocasiones. Quizá por la diversidad experiencial de las y los ponentes, con recorridos tan realizados, tan bruñidos que diría Toscano.  Quizá porque las preguntas no siguieron una línea y saltaban de un tema a otro.

No vamos a resumirlas. Nuestra crónica solamente quiere ser testimonio de lo que ha sido Logroño y abriros el apetito para ver las conferencias y la mesa redonda cuando suban los vídeos. Estaremos atentos para ofrecéroslos.

Finalmente, la convivencia. De quienes fuimos juntos desde Pamplona y de quienes nos encontramos por los pasillos. Abrazos incluidos. Algo fluye en el Foro que es más que la suma de todo lo que fue presentado desde el escenario.

Miguel Ibáñez, cuando finalizó la meditación, sentado como estaba en una silla en  medio del escenario, contemplando las 1.200 personas que habíamos disfrutado del silencio, del vacío, dijo: “Podemos cambiar el mundo”.

No os quepa duda de que cambiará, ¿no lo veis?