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CONFIANZA

El pasado fin de semana 16, 17 y 18 de noviembre se celebró en Zaragoza el VIII Foro de Espiritualidad Aletheia. El título de este año era “La confianza, el suelo que nos sostiene”.

La invitación venía animada por una frase de Cristian Bobin que decía:

“La confianza es la base de la vida. Hay que tener un suelo por el que andar porque a veces la tierra física, la tierra psíquica, la tierra material, se hunde bajo los árboles. Hay un suelo debajo del suelo y este subsuelo es la confianza. No sabría decir en qué o en quién, incluso sería más prudente no decir en qué o en quién para no encerrarse en definiciones o palabras, ni siquiera en un rostro.”

Como dijo Fidel Delgado en la última intervención, se nos presentó un buffet libre en forma de ideas, experiencias, vivencias, anécdotas… que cada ponente fue dejando en el micrófono para que cada una de las personas allí presentes, sentadas, fuéramos recogiendo según nuestros propios apetitos.

Empezamos cada jornada con una meditación en grupo, con ese plus que aporta el silencio de mucha gente reunida.

El viernes por la tarde contamos con Enrique Martínez Lozano, con su invitación a confiar siempre. Con la invitación a que conozcamos tanto las dificultades como la necesidad de cuidar la confianza. Y nos desveló su manera de permanecer en la confianza: «Si nos escuchamos en el silencio de la mente, percibiremos en nuestro interior una voz que se repite: confía, confía…».

La inseguridad afectiva, que es la primera herida de la infancia humana, da lugar a la desconfianza y al revés. Después vienen las dificultades para confiar, fundamentalmente basadas en la ignorancia respecto a nuestra propia identidad.

Hay que cuidar, sostener y alimentar la confianza por medio de un trabajo psicológico y de un trabajo espiritual que nos descubra aquello que somos, que soy: la Vida. Es decir, la respuesta adecuada a la pregunta fundamental sobre quién soy realmente.

Y es que el fondo de lo real es fiable.  En la Presencia se juega la confianza. Lejos de ella solo hay confusión y sufrimiento. Comprender esa Presencia, fraguada en el silencio de la mente, es abrirse al sentido de ser, a Eso que se da cuenta, a la Consciencia.

Lo que somos es Uno con todo lo que es. Por eso la confianza es otro nombre de la realidad.

El sábado por la mañana Teresa Feja y Mª Dolores Baena, psicoterapeutas centradas en la Terapia Gestalt integrativa, titularon su ponencia como La confianza: Un proceso antropológico y espiritual del ser humano”. Nos explicaron con detalle cómo es en la infancia donde se va desarrollando esa confianza que llevamos y cómo, aunándola a la espiritualidad, podemos superar o transformar lo vivido para sanarlo. Compartieron al final su experiencia personal, en un resumen reducido, y fue una pena que se quedara tan corto… Pero nos quedamos con una clave importante: la necesidad de soltar la desconfianza; si no, nunca confías.

Manuel López Casquete nos habló desde la experiencia de lo sagrado como la confianza en la Presencia que somos, cada cual en una forma concreta. Poniendo consciencia vamos sanando, no para tener más estrategias, sino para dejar de vivir en la confusión, poder abrazar la profundidad que somos y poder encontrarnos en esa plenitud y vacío que somos.

Alguien del grupo no asumió bien el sentido que daba a “lo sagrado”. En algún momento Manuel dijo que hablaba de lo sagrado por no utilizar la palabra Dios.  El problema, que no abordó, es si frente a lo sagrado hay algo profano. Es decir, si la Realidad se desdobla en dos, ocupando Dios una segunda realidad.

Ya por la tarde Esteve Humet nos llamó la atención tanto por su propia imagen como por lo sugerente y propositivo de su palabra. Nos habló despacio y con mucha sencillez del abrazo de la Presencia, que no deja de ser la confianza. Nos habló de la necesidad del silencio para entrar en contacto con nuestra verdad, para contactar con la pobreza y, desde ahí, poder gozar de la riqueza de Ser. Comparó  la confianza con la espera y la fe, como algo unido, fe que es despertar y transitar. Nos invitó a dejar de mirar el dedo que apunta a la luna y mirar más allá. Nos dijo, casi en susurros y bromas, que es posible.

Hemos encontrado una web que habla de él, por si queréis conocerlo mejor. Aquí tenéis el enlace:  https://www.erescambio.com/esteve-humet/

Resumió su biografía resaltando los polos que han tirado de su vida, comentó cómo vive actualmente “la tensión entre una espiritualidad expresada y alimentada por el lenguaje religioso, fundamentalmente el cristiano, y la misma vivencia pero despojada de formas religiosas y expresada únicamente en la consciencia expandida, no-dual, en un presente pleno y unificador”.

Al final del sábado Teresa Guardans presentó su ponencia sobre “Cómo alimentar la confianza. Aportaciones desde la sabiduría”. Y entre otras cosas habló de atrapar los momentos conductores, aquellos que nos “tocan”, y aprovecharlos. Habló de la necesidad de estar y ser atención en cada instante. De investigar y no quedarnos conformes, de indagar y rescatar las chispas que surgen cuando no te lo esperas. Y también habló de penetrar en la profundidad, no quedarnos en rozarla con los dedos sino hacerle su espacio.

Y por último el domingo llegó Fidel Delgado, envasado al vacío y con su maleta cargada de juguetes que nos inspiran y nos ayudan a reírnos de todo lo que en el fondo son verdades que nos asustan. Y deja que caigan las palabras entre bromas y con imágenes que se graban en la retina, para decirnos la importancia de conectar con la incertidumbre que llevamos dentro, que el silencio es maestro, que podemos funcionar desde nuestro Pocoyó asustado o desde la Totalidad que ya somos y que no perdamos de vista el apetito que cada uno y cada una llevamos dentro.

Nos enseñó que no es lo mismo “usted verá…” que “usted, verá” o “usted, sabrá”. La confianza estriba en que sabemos que acabaremos viendo y sabiendo. Y por eso es una respuesta bien elegante a muchas preguntas: usted, tú, verás, sabrás. Seguro.

Y nos llevamos varias tareas. Por un lado, la de saborear el gusto y el regusto que todo ha ido dejando en nuestro interior. Por otro lado, como invitaba Teresa Guardans, atrapar los momentos que nos han “tocado” y no dejarlos de lado; recuperarlos y explorarlos para mirar qué hay debajo, qué tecla nos ha sonado… y percibir desde ahí si nuestra melodía interna va cambiando o no. También la tarea de intentar ser consciente en el presente, único instante que existe. La tarea de experimentar, no de aumentar nuestras creencias sino de atrevernos a vivir con confianza y mirar qué pasa.

Necesitaremos tiempo para volver a saborear las palabras y rescatar lo que nos sirve: una palabra, un suspiro, una intuición, una pista… Cada cual sabrá y verá lo que le toca.

Pero, de todas las maneras, gracias a Aletheia-Zaragoza por abrirnos la posibilidad de vivir estos días. Y por la acogida que nos dio Mari Carmen, otra persona lúcida, por cierto.

Es una experiencia que merece la pena. No solo por las conferencias sino también por los días de convivencia que disfrutamos el grupo que fuimos. Gracias.