La vivencia de la dimensión humana profunda nos lleva a descubrir que en nosotros convive tanto la realidad de víctimas como la de perpetradores. Desde esa dimensión se produce una apertura al otro/a también en esta doble dimensión. Eso no justifica ni desresponsabiliza, sino que al contrario nos hace más corresponsables del sufrimiento del mundo.
Conferencia pronunciada dentro del ciclo Espiritualidad y Liberación en la Biblioteca de Navarra el 10 de mayo de 2021.