VII FORO DE ESPIRITUALIDAD EN LOGROÑO
“La vida es dura; a pesar de nuestras mejores intenciones, las cosas van mal. Luchamos por hacer frente a las exigencias de la vida diaria. No importa lo mucho que tratemos de evitar el dolor emocional; éste nos sigue a todas partes. Las emociones contractivas (vergüenza, ira, soledad, miedo, desesperación, confusión) se presentan en nuestra puerta. Llegan cuando las cosas no salen según nuestras expectativas y como parte de la enfermedad, la vejez y la muerte.
Pero podemos aprender a tratar todo ello de una manera más saludable. En vez de recibir las emociones difíciles entablando una dura batalla con ellas, podemos sumergirnos en el núcleo amable de nuestra conciencia, siendo testigos de nuestro propio dolor y respondiendo con amabilidad y comprensión, beneficiándonos de las acciones que desencadena una actitud tan radical y sensata.
Cuando nos enfrentamos al dolor emocional, quedamos atrapados en él… La alternativa es una relación amable con uno mismo, un sentimiento de relación con la humanidad y una consciencia equilibrada.”
Con estas palabras de Christopher K. Germer se nos invitaba a vivir la experiencia del VII Foro de Espiritualidad de Logroño. Su título: “La fuerza de la compasión”.
La compasión se juega en el amor por uno mismo y una misma, por el otro y la otra, y por el resto de las personas. La vida y la muerte. Ambas realidades tiñeron el encuentro. De ahí la emoción, la conmoción, la afectación interior y profunda.
Pretendemos aquí contaros algunas impresiones. El punto de vista es de quienes estuvimos y, por tanto, discutible. Dentro de poco podremos ver los vídeos de las cinco ponencias.
Tras el saludo de José Luis Sáez, presidente de la asociación Universidad Popular de Logroño, y de la Danza de la Bendición, se iniciaba la mañana del sábado.
Este año programaron más ratos de meditación que en anteriores ocasiones, una meditación dirigida antes y después de cada ponencia. Todas las personas invitadas han coincidido en hablar de la meditación como camino para conectar con el estado de Presencia que somos. En el Palacio de Congresos la fuerza del silencio era impresionante: un silencio que casi se podía escuchar y palpar.
Vicente Simón (https://www.mindfulnessvicentesimon.com) fue el primer ponente. Aunó comprensión y compasión como respuesta y alternativa al sufrimiento. Nos invitó a aprender a cuidarnos, a reconducir las emociones aflictivas; a usar nuestra capacidad de parar impulsos de ira y agresión en uno mismo, en una misma, sentimientos que nos desbordan; a poner consciencia a cuanto hacemos; a practicar el silencio y la atención de forma cotidiana.
La compasión arranca de la necesidad biológica de cuidar a los pequeños y llega a la compasión absoluta. La meditación y el mindfulness forman parte de nuestro proceso educativo en busca de una compasión que cambie nuestro propio mundo y el mundo en general. Hay que entrenarse en la compasión, utilizar todas las herramientas que tenemos para que las cosas cambien. Especialmente la meditación, que nos lleva a hacernos conscientes de lo que nos pasa.
Nos recordó que los sentimientos e ideas positivas ayudan a cambiar nuestra percepción, y que tenemos poder para cambiar nuestra propia persona. Llegar a ser conscientemente compasivo y compasiva es la versión 2.0 del ser humano.
La exposición estuvo quizá demasiado centrada en la mente. Incluso la meditación en algunos momentos parecía un trabajo mental. En la segunda parte de la charla, sobre todo, percibimos una visión de la situación del mundo demasiado negativa y de un futuro cuando menos peligroso.
Vicente cuidó mucho la terminología: palabras, definiciones y conceptos. Muy didáctico. Muy técnico también.
María Toscano. Hay que oírla disfrutando como si de una sinfonía se tratase. Da pena distraerse tomando apuntes.
Nos habló de la plenitud humana como un anhelo, como una nostalgia que tenemos en lo profundo, como seres itinerantes que somos, en un camino sin fin, de noches y días constantes, a diferentes ritmos. Nos mueve la sed.
Somos como las grullas: con un pie en el infinito y otro en lo pequeño y concreto. Nos habló del infinito como razón de nuestra existencia. Nos dijo que somos apenas una pizca en el cosmos y que quizá nuestro mayor obstáculo es saber que sabemos.
Afirmó que la misericordia, el perdón y la compasión son lo constitutivo de nuestra humanidad. La compasión no es algo añadido a nuestro ser. Somos compasión.
Puede que encontremos en sus palabras demasiadas referencias teístas y religiosas, aunque siempre desde el esfuerzo de apertura a todas las tradiciones. Pero la transcendencia es algo central en su concepción de la realidad. Comentar también que en el lenguaje, en nuestra opinión, utiliza demasiado el masculino como genérico inclusivo.
Pero lo importante es que María vive la mística y la contagia. Pensamos que nos da de lo mucho que tiene. Y esa autenticidad se vio reconocida por uno de los más largos aplausos del foro.
Silvia Librada desarrolló la primera ponencia de la tarde sobre las ciudades compasivas, comunidades que cambian vidas. Hay mucha información en internet acerca de este proyecto, principalmente en https://www.newhealthfoundation.org/que-es-el-proyecto-todos-contigo/.
Este tema fue desarrollado en la UPNA de Pamplona en el mes de agosto y de él informamos puntualmente en un blog de septiembre. En Pamplona está presente el proyecto, liderado por el Hospital San Juan de Dios. Hay algunos datos en internet: Pamplona contigo.
Silvia, sevillana, nos transmitió su experiencia y lo atractivo del proyecto “Todos contigo”. Gente ayudando a gente, apostando por construir un nosotros, un nosotras. Implicándose en acompañar a quien lo necesite, especialmente cuando la vida se va cerrando.
Habló de las ciudades compasivas, de cómo acompañar hoy el dolor; dijo que es un privilegio acompañar procesos terminales siendo conscientes, en silencio y en Presencia. Sugirió que la compasión es una forma de cambiar las vidas, es poner en valor a la gente, es una habilidad que hay que cultivar, practicar y que se puede contagiar.
Fernando Rodríguez Bornaetxea disertó sobre “los peligros de la compasión“. Para nuestro grupo Fernando fue un descubrimiento, pues era la primera vez que teníamos contacto con él a pesar de que desarrolla mucha actividad relacionada con la meditación en Donostia-San Sebastián. Advirtió del peligro de confundir compasión con sentir lástima, con un sentimiento, con la empatía…
Nos invitó a vivir conscientes nuestro ser testigo, más allá de lo que sentimos y creemos; a descubrir el altruismo, ese mirar a la otra persona como igual a mí, como lo mismo que yo. La compasión, dijo, es inhibir la agresividad y fomentar el amor. Hay una compasión transpersonal que es amor, alegría y que es universal; y otra compasión personal que nace de la lástima y del miedo.
La compasión verdadera requiere sabiduría y ecuanimidad en la persona, y por ello necesita de un trabajo personal y profundo. Si todo ello no se da, podemos llegar a ser “idiotas compasivos”, víctimas de quienes queremos ayudar. Hay una ola de compasión que viene de EEUU y que la está convirtiendo en un producto de consumo.
Por eso la compasión puede ser peligrosa: si no nace de la sabiduría, no es aceptable.
El sábado finalizó con un ratito de música que expresa la compasión sin palabra alguna. Sonidos que se transmiten con las manos e instrumentos de Ana Rubio y que solo son escuchados en el silencio. Y Begoña Abad intentó expresar y definir la compasión con experiencias de su día a día, con palabras que formaban palabras.
Enric Benito, que ya participó en el Foro del año pasado así como en el Foro Gogoa y en el curso de la UPNA, fue quien dio comienzo a la jornada del domingo.
Nos transmitió la fuerza y el coraje de vivir de forma consciente, del desapego de la vida ante la muerte, la propia y la de nuestros seres queridos. Nos habló de la posibilidad de vivir la compasión como un proceso dentro del misterio que posibilita trascender, cambiar de nivel de consciencia. Nos recordó que es al cuerpo al que le duele y que es la persona la que sufre, sobre todo por la acción del miedo de la mente.
La compasión afronta el sufrimiento de la enfermedad y la muerte desde la conciencia y la aceptación de lo que es. Hay que situarse por encima del sufrimiento, a nivel de la conciencia que es lo más grande que tenemos y lo que define, al fin, al ser humano. Abiertos y abiertas desde allí al misterio de la transcendencia.
La auténtica compasión se juega en la sabiduría y en el consiguiente nivel de conciencia alcanzado por la persona. Se trata de ser felices, no buenos ni buenas. Esa es la autenticidad. Lo contrario, el buenismo, es lo que Enric llama el síndrome de Teresa de Calcuta. La compasión es fuente de gozo y se traduce en beneficio personal.
Enric entrecruzó sus mensajes sobre el acompañamiento y la preparación para la muerte con las historias de sus grandes maestros y maestras, sus pacientes en paliativos, a quienes dedicó los sinceros aplausos de un público entregado y lúcido ante la muerte. Para nuestro grupo fue, sin duda, el que más transmitió, el que habla de lo que conoce porque lo ha vivido, porque lo ha saboreado. Y la sabiduría viene de sabor, no de saber.
Destacó, ya al final, la importancia de la meditación y de saber vivir sus contenidos en el día a día.
Y terminamos la mañana con la mesa redonda, donde cada ponente fue respondiendo a las preguntas del público previamente recogidas y clasificadas. Fue de lo mejor del foro; de forma espontánea daban su opinión, sin tiempo para pensar. Y fueron sumando aportaciones y recordando que la compasión es algo más que un sentimiento, que es necesario vivir de forma consciente, que es necesario graduar el silencio y aprender a conectar con ese estado de Presencia que todas y todos somos y que nos conecta mutuamente… porque somos lo mismo. Y que es posible vivir diferente, que es posible Ser.
Comentarios finales
Varias meditaciones nos parecieron demasiado “mentales”, demasiado dirigidas. Pero entendemos que son muchos los caminos y las formas.
Por otra parte el conjunto del Foro, aunque tuvo un buen nivel, nos decepcionó un poco. Esperábamos más del tema de la compasión. A veces se acusa a las corrientes espirituales, concretamente a quienes nos sentimos próximos a la no-dualidad, de practicar un escapismo del compromiso con el sufrimiento de grandes bloques de la humanidad, de la falta de aportación a la marcha de los acontecimientos.
Si la compasión hunde sus bases en la Unidad, en aquello de “somos diferentes, pero somos lo mismo”, sentiremos a las demás personas como parte de nuestro propio ser. Ahí radicará la auténtica compasión y no en el imperativo moral.
La compasión se abre a la justicia, a la igualdad, a la libertad.
Nada que afecte a la Humanidad, a la Tierra, al Universo nos es ajeno. Todo ello hemos de vivirlo con entrañas de compasión, forjadas en la sabiduría, en la ecuanimidad, en la consciencia, en nuestro ser el Ser.
Mil doscientas personas, bailando al unísono la Danza de la Bendición, clausuramos el Foro de Logroño. Nos embargaba una emoción positiva. En día y medio habíamos compartido bastantes meditaciones, cinco conferencias y una mesa redonda que nos tocaron por dentro.
Gracias. Muchas gracias.